Enter your email address below and subscribe to our newsletter

Mantle: la leyenda del béisbol que jugó toda su carrera lesionado

Comparte esta noticia

(Tomado de las redes)

El beisbol tiene héroes, tiene dioses, y luego está Mickey Mantle….

La diferencia es que este coloso jugó su vida entera con la rodilla hecha pedazos. No es metáfora, no es romanticismo barato: En 1951, apenas en su temporada de novato, un drenaje traicionero en el Yankee Stadium le destrozó la rodilla derecha mientras perseguía un elevado. Desde ese instante, Mickey dejó de ser un joven con potencial ilimitado y se convirtió en un guerrero condenado a pelear lisiado.

Y aun así, el “Mick” no se rindió. Cojeando, infiltrado de analgésicos y con dolor crónico, construyó una carrera que por sí sola ya es un monumento al exceso humano: 18 temporadas, 536 cuadrangulares, 2,415 hits, 7 anillos de Serie Mundial, 3 veces MVP de la Liga Americana. Todo esto sin poder correr jamás a su máxima velocidad, sin poder girar sobre su rodilla como debía, sin un cuerpo que respondiera a lo que su talento exigía.

Los rivales lo sabían: Ese hombre jugaba roto. Y aun así, los destrozaba. En 1956, con la rodilla crujiente, firmó la temporada que muchos consideran una de las más monstruosas en la historia: .353 de promedio, 52 jonrones, 130 producidas y la Triple Corona. Aquello fue un escándalo, un recordatorio de que el dolor puede doblegar al hombre, pero no al mito.

Un Mantle hipotético

Ahora, detente a imaginar un escenario alternativo: Mickey Mantle nacido en el 2000. Cirugía artroscópica de última generación, rehabilitación supervisada por ejércitos de especialistas, terapias regenerativas, plasma, células madre, nutrición científica, entrenamientos diseñados al milímetro. Ese cuerpo roto habría sido reparado como nuevo. Ese dolor que lo acompañó cada día de su carrera habría desaparecido.

¿Qué habría pasado? Fácil: más de 700 cuadrangulares, más de 3,000 hits, quizás 8 o 9 MVPs, y un dominio que habría dejado a Ruth, Mays y Bonds como simples mortales.

Un Mickey Mantle sano sería el jugador perfecto: Velocidad, poder, defensa, liderazgo y carisma. Un atleta que habría destrozado no solo récords, sino la noción misma de lo posible.

El beisbol nos regaló a un Mantle cojo que, aún así, se paró en el Olimpo. Pero nos robó al Mantle divino, ese que hoy estaríamos discutiendo no solo como el mejor pelotero de todos los tiempos, sino como el mejor deportista que jamás pisó la Tierra.

Porque si Jordan tuvo dos piernas y LeBron un físico blindado, Mickey lo hizo cojeando y sangrando. ¡Imagínalo sano!

La historia es cruel: Los dioses a veces ponen cadenas a los más grandes para que su leyenda pese más, pero aun con esas cadenas, Mickey Mantle voló más alto que casi todos.

Y ahí está la verdad incómoda: Si Mantle hubiera nacido en nuestra era, no existiría debate alguno. El “GOAT” del deporte mundial tendría nombre, apellido… y una rodilla nueva.

Deja un comentario