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Por Ulises Toirac ()
La Habana.- Las presentaciones en Centro Cultural El Cabildo, los domingos, se están convirtiendo en un espacio como hacía rato no veía. No sé qué ángel se posa en el lugar, pero tiene que ser uno divertido, sarcástico e inteligente.
Me parece estar actuando en la Habana de los 80 y 90. Una complicidad que crece apenas inicio a hablar. La gente va a divertirse; no esperan, saben.
Agradezco cada segundo en ese escenario. Desde la colaboración de la «Ópera de la Calle» cuyo talento han querido sumar al show, hasta la última mesa de espectadores, pasando por gastronómicos y personal de El Cabildo.
Pocas veces uno, además de pinchar, siente divertido pinchar. Sin estridencias ni teniendo que forzar los textos. Suavitol y confiao. Cada frase llega y rebota convertida en risa.
Y mucho más cuando la gente del gremio se da cita para pasarla bien y apoyarlo a uno. Hoy Martica Araujo, Carlos Urdanivia Hurtado, Juan Karlos, éestor Luis Jimenez Rodríguez, René Arencibia y por supuesto, mi tocayo Ulises Aquino Guerra, anfitrión de aquello, que sé que no va porque le toque por trabajo.
Me siento agradecido por la lealtad de público y amigos. Muy, además. No hay nada como «Buenas tardes» y que responda un aplauso cerrado.