
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Albert Fonse (9
La situación de mi hermano, el preso político y de conciencia Roberto Pérez Fonseca, ha empeorado gravemente. Desde hace dos días no puede dormir a causa de los fuertes dolores que le provocan las úlceras estomacales que padece.
Ya va casi una semana sin poder comer; apenas ha logrado ingerir algunos líquidos, y aun así los vomita. No es la primera vez que atraviesa por esto: ya ha vomitado sangre en otras ocasiones, y todo indica que su cuerpo no resiste más.
Estas úlceras no son nuevas. Llevan más de un año destruyéndolo por dentro, y han sido causadas por las condiciones inhumanas a las que ha sido sometido en prisión: alimentación deficiente, abandono médico y varias huelgas de hambre que ha realizado como forma de protesta ante las injusticias que sufre y denuncia.
Esta situación puede terminar en cáncer o en algo peor. Su deterioro físico es evidente, y lo están dejando morir lentamente.
Lo que necesita mi hermano no es una pastilla ocasional ni una promesa vacía: necesita estar ingresado urgentemente en un hospital, con atención médica real, tratamiento especializado y una dieta adecuada. O, mejor aún, que lo liberen, y que mi madre y yo nos hagamos cargo de su salud, como cualquier familia que ama y cuida a uno de los suyos.
Si algo le pasa a mi hermano, si su vida se apaga entre rejas por falta de atención, será responsabilidad directa de la dictadura cubana.