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El negocio sucio de Canadá con la dictadura cubana: ya no hay excusas

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Por Albert Fonse ()

Ya comenzó la preocupación aquí en Canadá por las recientes medidas tomadas por la administración Trump contra las empresas extranjeras que negocian con entidades vinculadas al régimen cubano. El artículo publicado por el Winnipeg Free Press, titulado “¿Acaba de ser concebido el hijo de la Helms-Burton?” (Has the Son of Helms-Burton Just Been Conceived?), es una muestra clara del nerviosismo que se respira en ciertos sectores políticos, mediáticos y empresariales de este país.

Quienes durante décadas hicieron negocios en Cuba con total impunidad, ahora temen que la factura finalmente les llegue. No están defendiendo principios. Están defendiendo intereses. Para quienes hemos denunciado esta complicidad durante años, esto no es motivo de alarma. Es una victoria.

He sido una de las voces más persistentes en exigir el recrudecimiento del embargo. Señalé nombres, publiqué pruebas, exigí acciones. Celebro cada línea del artículo que expresa “preocupación”, porque detrás de ese tono diplomático hay miedo. Ese miedo confirma que por fin la presión está funcionando.

Los ejemplos

Durante décadas, empresas canadienses operaron cómodamente en Cuba mientras el pueblo cubano sufría bajo un sistema totalitario. Lo hicieron con el aval, la indiferencia o la complicidad del gobierno canadiense. Disfrazaron esa relación de cooperación económica, de turismo responsable, de “intercambio constructivo”.

En realidad fue una cadena de beneficios mutuos entre corporaciones extranjeras y el aparato represivo de La Habana. El resultado siempre fue el mismo: dólares para el régimen, miseria para el pueblo.

Lo advertí. Lo escribí. Y lo denuncié. Exigí que Estados Unidos actuara con firmeza contra quienes apuntalan desde el extranjero la economía de una dictadura. Canadá no ha sido un espectador neutral. Ha sido uno de los pilares fundamentales del castrismo.

Aquí están los nombres

Sherritt International

Socia directa de GAESA, opera minas de níquel y cobalto en Moa junto con General Nickel Company S.A. El mineral se transporta por barco a Canadá, donde se refina en Fort Saskatchewan, Alberta. También participa en Energas S.A., generando electricidad con gas cubano. Cada gramo refinado y cada megavatio producido representan ingresos para el régimen.

Orica / ULAEX S.A.

Joint venture entre Orica Mining Services y el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Desde 1995 suministra explosivos industriales a empresas estatales cubanas. Se trata de insumos estratégicos que refuerzan proyectos bajo control militar. OFAC ya ha señalado estas operaciones como parte de estructuras sancionables.

Intelcan Technosystems

Instaló el sistema de control de tráfico aéreo del Aeropuerto Internacional José Martí. Provee infraestructura tecnológica que permite al régimen vigilar, restringir y controlar todo movimiento aéreo. Esa tecnología no libera, encierra.

Deltro Group Ltd.

Desarrolló junto a la Unión Eléctrica Nacional un parque solar de 100 megavatios. Presentan su inversión como energía limpia, pero al final sirve para abastecer al sistema que aplica apagones como castigo y mantiene el control energético del país.

Más empresas

Pizza Nova y Labatt Breweries

Participaron en la economía turística del régimen. Labatt formó parte de la Cervecería Bucanero. Pizza Nova operó restaurantes en zonas turísticas. Aunque ya no estén presentes, su historial empresarial en Cuba está registrado.

Caribex Seafoods Ltd.
Desde 1974 importa mariscos cubanos. El origen de esa pesca es estatal. La empresa comercia directamente con el monopolio pesquero del régimen. Ningún cubano independiente puede exportar bajo este modelo.

Sunwing / Royalton / Blue Diamond

Gestionan decenas de hoteles en Cuba en sociedad con Gaviota S.A., que pertenece al aparato empresarial militar. La operación de Cayo Largo está completamente bajo su control. El turismo no beneficia al cubano promedio. Solo enriquece a la cúpula.

Novabank S.A

Autorizado en 2025 para operar en Cuba. Brinda servicios a mipymes y empresas extranjeras, pero siempre bajo la supervisión del régimen. Su integración con Orbit S.A. lo convierte en una pieza del sistema de control financiero estatal.

Fednav

Empresa marítima canadiense que realiza transporte entre Cuba y Canadá. Participa en la logística de exportación cubana. Cada envío representa flujo económico hacia entidades estatales.

Caribex Trading y distribuidores asociados

Importan productos del Estado cubano y los venden en el mercado canadiense. No trabajan con productores privados. No apoyan al emprendedor cubano. Solo comercian con estructuras controladas por el poder.

Sostenedores del castrismo

Estas empresas han sido parte integral de una red internacional que sostiene económicamente al castrismo. No operan al margen del sistema. Son parte del sistema. Han lucrado de un modelo que excluye, reprime y niega libertades.

El artículo del Winnipeg Free Press intenta mostrarlas como víctimas. No lo son. Son facilitadoras. Son beneficiarias. Y son responsables. Las sanciones que ahora temen no son arbitrarias. Son necesarias.

La administración Trump ha dado el paso correcto. Las sanciones deben aplicarse con todo su rigor. No pueden quedar como advertencias simbólicas. Las empresas que decidan seguir negociando con dictaduras deben entender que eso tiene consecuencias.

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