
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Oscar Durán
La Habana.-No iba a hablar de Vicente de la O Levy, pero llevo 29 horas sin electricidad y estoy a 29 segundos de cagarme -sí, de cagarme- en cuantos comunistas existan en este país, empezando por el señor Levy, un tipo que se apareció en el Parlamento como quien va a contar una hazaña digna de documentales de Netflix.
Llevaba bajo el brazo una lista de logros energéticos que ni en Alemania: 24 parques solares, 481 MW generados, 700 bombas de agua funcionando con energía solar. Pero lo curioso es que mientras él recitaba sus cifras con tono de gerente satisfecho, en Santa Clara había apagón, en Holguín no había agua, y en Camagüey alguien cocinaba con una hornilla encima de dos piedras y yo estaba botando en la basura el picadillo de pollo porque se me echó a perder.
Así funciona este mal gobierno: ellos hablan de avances, y el pueblo los padece. Instalan parques solares, pero no tienen ni para alumbrar un aula de primaria. Sustituyen bombas de agua, pero no resuelven que en la mayoría de los barrios la gente ande con galones en la cabeza. Todo suena hermoso, hasta que uno recuerda que esta es la misma gente que no puede garantizar un bombillo ahorrador.
El ministro dijo, con aire de alivio, que gracias a los paneles solares el déficit al mediodía ha bajado. ¿No jodas? Por qué no hablaste de que prometieron mejorar la situación energética en Julio y volvieron a quedar como lo que son: unos reverendos mentirosos.
Levy resumió que detuvieron la caída de la producción nacional de petróleo. ¿Y eso en qué cambia la vida del cubano? Seguimos sin gasolina, sin diésel, sin transporte. Eso es como que un enfermo en terapia intensiva diga que su presión ya no baja más, pero igual sigue con los órganos colapsados.
Pero lo más descarado del discurso fue cuando dijo que hay que recuperar la soberanía energética. ¡Ahora! Después de décadas con termoeléctricas obsoletas, con cortes de luz de 12 horas, con un pueblo improvisando para sobrevivir… Ahora es que quieren independencia energética. ¿Y qué hicieron durante todo este tiempo? ¿Ponerse a mirar al cielo esperando a que Venezuela mande petróleo?
Nos quieren vender que con cuatro paneles solares y unas bombitas de agua solucionaron el drama de una nación. Nosotros estamos hundidos en un apagón moral, eléctrico y político. El problema no es técnico, es estructural. Ninguno de ustedes puede tapar la catástrofe vistiendo de guayabera y delante de las cámaras.
El pueblo no necesita más datos, necesita corriente. No quiere más discursos, quiere refrigeradores encendidos, hospitales funcionando, y niños que puedan hacer la tarea con luz. Y eso, ministro, no se logra con promesas solares ni con excursiones por el Parlamento. Se logra con vergüenza, con eficiencia, y, sobre todo, con decencia.