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La «no primera dama» del pujo

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Por Mónica Baró Sánchez

Miami.- Dice Lis Cuesta, en otro esfuerzo por ser cómica que terminó en pujo, que ya Miguel Díaz-Canel estuvo en Nueva York, bajó a las calles y recibió amor. Dice que llegan tarde quienes le prohíben visitar Estados Unidos y, por supuesto, también quienes se alegran por que haya otro poder en el mundo que le pueda prohibir algo.

Dice, además, que nos saca la lengua. Dos veces. O no lo dice, apenas lo sugiere con dos emojis, así como si tuviera siete años en el patio de su escuela y dijera a otra niña: yo tengo chambelona y tú no.

Lis quiere parecer cercana, moderna, popular. Pero siempre termina siendo vulgar. Chabacana. Yo no tengo nada en contra de la vulgaridad, siempre que se exprese en el contexto adecuado, auqnue quizás esto que digo no tiene sentido.

Lo vulgar es vulgar precisamente porque no tiene sentido del contexto, lo que la piedra llamaba “sentido del momento histórico”. Pero Lis siempre ha confundido la gimnasia con la magnesia. Yo, que estuve en Nueva York cuando Miguel fue de visita, que estuve afuera de la sede de la misión diplomática cubana, les aseguro que no recibió amor.

El amor es espontáneo, libre, auténtico. Miguel lo que recibió fue la adulación de un grupito previamente convocado para hacerse pasar por pueblo que daba amor. El que sale al lado suyo en el video que Lis comparte ni siquiera es cubano.

Pero Lis insiste en sacarle la lengua al león enjaulado. Lis sigue bulleando. Sabe que su marido tiene la llave de la jaula y controla la comida del león. De todos los animales de su zoológico. En el fondo de su corazón de estropajo, Lis debe saber que ninguna persona decente en ninguna parte ama a los carceleros.

Que guarden bien la llave.

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