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El turismo en Cuba: entre la decadencia del presente y un futuro impredecible

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Por Duber Piñeiro González ()

Madrid.- Históricamente considerada una joya del Caribe por su riqueza cultural, patrimonial y natural, Cuba lucha hoy por mantener su estatus como destino turístico de primer nivel —o de segundo, en todo caso—, pues países como República Dominicana y México ya han acaparado ese primer escalón geográfico.

A pesar de contar con playas paradisíacas, ciudades coloniales únicas y una oferta musical y gastronómica inigualable, la isla enfrenta desafíos estructurales que amenazan su atractivo global.

La industria turística cubana atraviesa uno de sus momentos más delicados en décadas: ni las grandes inversiones en infraestructura hotelera ni la apertura hacia nuevos mercados han logrado evitar una caída preocupante en la llegada de visitantes, agravada por la crisis energética, la escasez de bienes básicos, la situación geopolítica y la creciente violencia que se vive en el país.

En el primer trimestre de 2025, el número de visitantes internacionales cayó casi un 30 % respecto al mismo período del año anterior, con un descenso especialmente marcado en febrero (−29,1 %). Entre enero y febrero, Cuba apenas recibió 496.858 visitantes, frente a los más de 700.000 del mismo periodo en 2024. La ocupación hotelera, por su parte, apenas alcanzó el 24,1 %, lo que representa 11 puntos menos que el año precedente.

Estas cifras reflejan una tendencia a la baja iniciada en 2017, cuando Cuba alcanzó su récord con la llegada de 4,7 millones de turistas. Desde entonces, la pandemia, la crisis interna, las sanciones de Estados Unidos y el retroceso en las relaciones bilaterales han afectado profundamente al sector.

El contraste con destinos líderes

Mientras Cuba enfrenta una caída del 30 % interanual en la llegada de turistas, países como España proyectan un crecimiento sostenido. Según datos oficiales, se prevé que en julio de 2025 lleguen 13,1 millones de viajeros internacionales a la nación ibérica, un aumento del 4,9 % respecto al mismo mes del año anterior.

Otros mercados también muestran dinamismo: Reino Unido (+6,1 %), Italia (+6,7 %) y Estados Unidos (+5,8 %) mantienen una tendencia ascendente. Incluso países emergentes como Polonia, Turquía y Colombia registran subidas de más del 12 %, lo que evidencia que, a pesar de un contexto internacional complejo, otros destinos logran posicionarse como opciones seguras, accesibles y deseadas.

Este contraste pone de relieve las limitaciones estructurales del modelo cubano y la necesidad urgente de adaptarse a las nuevas dinámicas del turismo global.

Infraestructura turística en medio del colapso

Hoy, Cuba enfrenta una realidad que choca con su imagen idílica. La infraestructura hotelera crece, pero la escasez de energía, alimentos y servicios básicos afecta gravemente la experiencia del visitante.
Los frecuentes apagones —que en algunos casos superan las 20 horas—, la limitada conectividad a internet y la dualidad económica (con precios en dólares para turistas y restricciones para los locales) generan contrastes que pueden desconcertar al viajero.

Además, las tensiones diplomáticas, especialmente con Estados Unidos, limitan el potencial de uno de sus mercados más cercanos y estratégicos. Aunque los turistas estadounidenses aún pueden viajar bajo ciertas categorías, la percepción de dificultad y riesgo ha disuadido a muchos.

A pesar de ello, el gobierno cubano ha continuado invirtiendo en grandes proyectos hoteleros, una política que ha sido objeto de fuertes críticas, ya que muchos consideran que se prioriza al turismo por encima de las necesidades básicas de la población.

Apuesta por nuevos mercados: China, Rusia y América Latina

Ante la pérdida de su tradicional mercado canadiense y las restricciones impuestas por EE.UU., el gobierno cubano ha optado por diversificar sus fuentes de visitantes. China se ha convertido en un socio clave: en 2024, los arribos desde ese país crecieron un 50 %, gracias a nuevos vuelos directos de Air China y la eliminación de la visa para ciudadanos chinos.

También se han abierto rutas desde Turquía, Rusia y Colombia, como el nuevo vuelo Barranquilla–Santiago de Cuba, que se inaugurará en julio. La estrategia incluye además el impulso de una visa regional caribeña, similar al modelo Schengen, con el objetivo de facilitar la movilidad de visitantes por varios países del área.

Turismo de lujo en una isla en penumbra

La contradicción más evidente del actual modelo turístico cubano es el contraste entre el confort de los hoteles —equipados con generadores eléctricos y alimentos importados— y las penurias que enfrenta la mayoría de los ciudadanos.

Mientras los turistas tienen garantizados servicios básicos, los residentes soportan apagones de 12, 18 y hasta 24 horas, largas filas para acceder a alimentos y una inflación descontrolada.

Este fenómeno ha alimentado lo que los economistas llaman una economía dual: un sistema donde el dólar y el turismo generan enclaves privilegiados, ajenos al entorno empobrecido que los rodea.

¿Qué futuro le espera al turismo cubano?

El ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, se muestra optimista y espera una recuperación sostenida a partir del invierno 2025–2026. Sin embargo, expertos como el economista José Luis Perelló consideran que, sin reformas profundas en el sistema económico, energético y logístico, el turismo cubano seguirá estancado o incluso retrocederá.

La incógnita central sigue siendo la misma: ¿puede el turismo seguir siendo el motor de la economía cubana mientras el país se desmorona en otras áreas clave?

Hasta que no se resuelvan las deficiencias estructurales que afectan tanto a la población como a los visitantes, la llamada industria sin humo parece condenada a operar en medio de la penumbra.

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