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EEUU regaló a Irán el primer reactor hace 60 años

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Nueva York.- Cuando Donald Trump ordenó un ataque militar al programa nuclear iraní, se enfrentaba a una crisis que Estados Unidos había desencadenado inconscientemente décadas antes. Esto ocurrió al proporcionar a Teherán los elementos básicos de la tecnología nuclear.

Oculto en la periferia norte de la ciudad de la República Islámica, reconstruye el diario New York Times, se encuentra un pequeño reactor nuclear utilizado para fines científicos pacíficos con un alto valor simbólico. Fue enviado a Irán por Estados Unidos en la década de 1960 como parte del programa «Atom for Peace» («Atomos para la paz») del presidente Dwight D. Eisenhower. Este programa compartía la tecnología nuclear con los aliados estadounidenses. Estos estaban deseosos de modernizar sus economías y acercarse a Washington en un mundo dividido por la Guerra Fría.

El reactor se convirtió en un monumento a las relaciones entre ambos países. También simbolizó la forma en que Estados Unidos introdujo a Irán, entonces gobernado por un monarca laico y prooccidental, el Sha Mohammed Reza Pahlavi, a la tecnología nuclear.

El programa nuclear iraní se convirtió rápidamente en un orgullo nacional. Primero como motor de crecimiento económico y luego, para consternación de Occidente, como una posible fuente de supremacía militar.

¿Átomos para la paz?

«Es la herencia -destacó el NYT- de un mundo radicalmente diferente. En ese mundo, Estados Unidos aún no había comprendido cuán rápidamente los secretos nucleares revelados al final de la Segunda Guerra Mundial representarían una amenaza para Estados Unidos».

«‘Atomos para la Paz» nació de un discurso pronunciado por Eisenhower en Naciones Unidas en diciembre de 1953. En él, advertía de los peligros de una carrera armamentística nuclear con la Unión Soviética. También explicaba que el mundo debía comprender mejor una tecnología tan destructiva y que sus secretos debían compartirse y utilizarse de manera constructiva.

El gobierno de Estados Unidos veía el programa como una forma de obtener influencia en importantes piezas del tablero global de la Guerra Fría. Entre ellas estaban Israel, Pakistán e Irán, a los que se les proporcionaron información, entrenamiento y equipamiento nuclear. Esto se destinaba a fines pacíficos, como la ciencia, la medicina y la energía. (ANSA).

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