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¿Quién mató al primer bate?

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Este es un arquetipo que Grandes Ligas dejó morir sin decir adiós…Hubo un tiempo en el que ser primer bate era un arte. Una responsabilidad. Un rol que exigía inteligencia en bases, velocidad eléctrica y un ojo fino como bisturí.

Pero ese tiempo ya no existe.

Hoy, el primer turno del juego lo toma cualquiera que tenga buen on-base y algo de poder. Pero antes, ser primer bat era una especialidad, y los que lo hacían bien, eran armas de guerra silenciosas.

¿Dónde quedaron los Kenny Lofton, Juan Pierre, Johnny Damon, Chuck Knoblauch, Luis Castillo, Jim Edmonds (en algunos tramos), Otis Nixon o Brett Butler?

Jugadores que no solo se embasaban: te desordenaban el juego. Corrían, presionaban, robaban, distraían al lanzador. Te hacían pagar por cualquier descuido. Del caos a la calculadora….

Lo que mató al primer bate clásico no fue una lesión colectiva, fue una ideología: el béisbol moderno lo sustituyó por el algoritmo.

Se perdió aquel juego rápido

La velocidad pasó a segundo plano. El robo de bases se volvió un riesgo “ineficiente”. El toque fue enterrado. Y de pronto, el primer turno del juego lo toma un slugger con OBP de .370 y 25 jonrones.

No está mal desde la lógica estadística. Pero sí es una pérdida desde la esencia del juego.
Antes, un primer bat encendía el partido desde el primer pitcheo. Hoy, lo espera pasivamente, buscando la base por bolas o el jonrón en la primera entrada.

El nuevo “primer bate”: Eficiente, pero sin alma

¿Quién encabeza hoy las alineaciones? En muchos equipos es Shohei Ohtani, Kyle Schwarber, o incluso Yordan Álvarez cuando lo permite el orden. Todos son cañoneros, tipos con poder de 30+ cuadrangulares, pero que no representan lo que alguna vez fue la esencia del primer turno al bat.

Sí, se embasan. Sí, producen. Pero ya no son agitadores, no roban bases, no trabajan turnos largos para desgastar al abridor.

Alineaciones diferentes

Son leadoff hitters por algoritmo, no por perfil.

Hoy no vemos al tipo que roba 50 bases, que fuerza 10 pitcheos, que se embasa sin buscar el jonrón.

No hay Pierre, no hay Lofton, no hay Rickey Hendersons, solo máquinas de slugging con OPS de lujo, pero sin la vieja alma del béisbol.

Conclusión: Lo que perdimos….El béisbol se transformó, y en ese camino se llevó al primer bate clásico sin siquiera despedirse de él.

Ganamos eficiencia, pero perdimos una figura romántica: La del velocista impredecible, el arquitecto del caos temprano.

Quizás un día vuelva. Quizás no.

Pero mientras tanto, si tú creciste viendo a Juan Pierre robarse segunda, tercera… y el alma del pitcher, sabes perfectamente de lo que estoy hablando. (Tomado de MLB)

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