
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Durante décadas, el mundo los conoció como “Los hombres con cabeza de oveja”, “Los caníbales blancos ecuatorianos” o “Los embajadores de Marte”.
Pero lejos de la carpa del circo, no eran criaturas de otro planeta. Eran George y Willie Muse, dos hermanos afroamericanos albinos nacidos en Roanoke, Virginia, a finales del siglo XIX.
En plena era de segregación, crecieron recogiendo tabaco bajo el sol del sur estadounidense. En 1899, un “cazador de fenómenos” los encontró, les ofreció dulces… y nunca los devolvió.
Así comenzó su vida en el espectáculo. Fueron vendidos al circo y presentados como monstruos, “el eslabón perdido entre el hombre y el mono”. Durante años fueron explotados, convertidos en una atracción grotesca que llenaba carpas con más de 10.000 personas.
Ganaban fortunas. Pero no para ellos.
George y Willie nunca vieron un solo centavo. Eran estrellas… esclavas. Hasta que, en 1927, el circo volvió a Roanoke. Entre el público, una mujer rompió el silencio. Era su madre. Los reconoció y los recuperó.
La historia de los Muse no fue la de dos curiosidades exóticas. Fue la de dos niños secuestrados, privados de su libertad y convertidos en espectáculo. Su vida es una herida profunda en la historia del racismo, la explotación y el olvido.
Hoy sabemos sus nombres. Y ya no son marcianos. Son memoria. (Tomado de Datos Históricos)