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Por Fernando Almeyda
La Habana.- Toma me preguntaba ¿Cómo las nuevas generaciones de artistas cubanos estaban planeando hacer una vida productiva en un país sin servicio o acceso estable a comida, agua, electricidad, internet, transporte, salud, vivienda, seguridad y sin libertad de reunión, asociación y expresión?
Luego me dijo:
«Dentro de cinco años descubrirán por qué tantos jóvenes intelectuales en 2020, 2009, 2002, y durante los 90′ terminaron frontales buscando un cambio.
No se puede. Por otro lado. Son sus vidas, su dinero y su elección. Explicaba sabiamente Gutiérrez Alea y Desnoes que el Subdesarrollo es la incapacidad de aprender.
Por tanto, como ignoran esta ecuación, pues volverán a intentarlo como tu generación lo hizo. Y se creeran que son nuevos en esto y que van a inventar el agua tibia.
Fracasarán, empezará otro éxodo, aumentaran las eternas cifras de presos políticos en Cuba, decrecerán los nacidos, disminuirá la población a 6.5 millones de habitantes.
La gente se encabronará pero no hará nada, pedirá ya no recargas, sino una planta eléctrica para la aldea y una radio base, y pedirá el envío de insumos a sus familiares que se fueron antes porque «tu saeh q la cosa ta mala», y se irán a la marcha del 1ro de mayo «porque es mejor no marcarse que se pone mala la cosa y te pueden quitar el foco de corriente de la esquina», y entonces sí no vas a ver cuando te venga la puñalada para robarte una caja de cigarros.
Según informes y estudios de la ONU, para 2050 Cuba habrá entrado en la espiral final de extinción. Es decir que dado que explotamos más o menos de década en década, nos quedan unos tres explotes más y es todo.
Luego, las bandas se disputarán las cuadras y la carroña como perros jíbaros, y lo que quede del legado cultural de Cuba servirá para alimentar fogones de madera improvisados en la calle donde se cocinan caldosas por cuadra… en donde el que no aporte algo en el día, no tiene derecho a comer.»
En el mundo esta fórmula se llama locura o suicidio. Pero qué van a saber en el mundo: los cubanos nos las sabemos todas y no necesitamos aprender nada de nadie, ni siquiera de nosotros mismos. Sobre todo, de nosotros mismos.
Es un gato muy listo.