Por Joaquín Márquez ()
Bayamo.- El primer ministro de Cuba, Manuel Marrero, y el presidente también, y todos esos que ocupan cargos, solo saben «instar a producir», «exhortar a cumplir los planes» o a restituir cualquiera sabe qué cosas, porque creen que con eso basta para que se haga un maná y de pronto de los campos broten los frutos.
Estos personajes van por ahí y apelan a su palabrería barata para intentar convencer a sus interlocutores de que todo es posible, como si solo fuera necesario tocarlo con esas varitas mágicas de los cuentos de hadas, olvidando que en esta isla nadie nunca ha encontrado alguna.
Me acabo de encontrar en un medio del castrismo la nota típica, el argumento soberano que me permitirá demostrar que estos que gobiernan están por encima del bien y el mal, y creen que con un poco de fe se resolverán todos los problemas del país, que no son pocos, ni pequeños, sino muchos y muy grandes.
Dice el titular de la nota que «Primer ministro de Cuba exhorta a elevar producción agropecuaria», en un comienzo típico del periodismo castrista.
El referido despacho está fechado en la capital y va a más: «La Habana-. El primer ministro de Cuba, Manuel Marrero, instó a incrementar las producciones agrícolas y pecuarias, con el propósito de responder a las demandas del pueblo, destacan hoy medios de prensa locales».
Marrero, que de buen orador no tiene un pelo, porque ni sabe leer bien, participó en el «balance del desempeño durante 2024 del Ministerio de la Agricultura» y «subrayó que ello es necesario para promover el crecimiento económico nacional y, de esa manera, apoyar los programas sociales».
«Asimismo, exhortó a ‘restituir la legalidad con firmeza y determinación en el combate cotidiano contra las ilegalidades y delitos detectados en los campos’ del país antillano».
Hubo momentos en los que fue más enfático el fornido dirigente, y dijo que “se discute un nuevo marco sancionatorio para los infractores en asuntos como tenencia de ganado, uso de tierras en usufructo e incumplidores de planes prioritarios como el ganadero, el porcino y las entregas de leche y huevos».
Y esto es genial: al que tiene tierra y no produce lo van a sancionar, lo mismo que al dueño de una vaca que no entrega leche. Pero el mensaje va dirigido solo al productor privado. El Estado, dueño de todo, puede seguir sin producir, sin cumplir sus onanísticas promesas y no pasa nada.
Eso sí, Marrero dijo que es importante “incrementar el acopio estatal en función de incidir en los precios, los cuales son especulativos y abusivos en ciertos productos agropecuarios, y como una forma de avanzar en contrarrestar el desvío de recursos y la comercialización ilegal”.
Alguien -un alguien que pudiera ser etéreo a no ser por su desmesurada gordura- le pide a los que producen que acopien, que entreguen el fruto de su trabajo, lo que dan sus tierras, sus brazos, sus inversiones, para que bajen los precios, porque esas son cosas que se resuelven así, como por arte de magia.
También me quedo con esta frase: urge “revertir la situación actual con trabajo, compromiso, esfuerzo y con la convicción de que no existirán alimentos más seguros que los que seamos capaces de producir en el país”.
Allí, en ese balance, estuvo el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, el vicepresidente Salvador Valdés Mesa -encargado de la producción agropecuaria-, y los vice primeros ministros Jorge Luis Tapia y Ricardo Cabrisa.
Sin embargo, allí nadie habló de las inversiones. Al menos la nota no dice cuánto dinero destinarán en 2025 a importar tractores, máquinas para acabar con el marabú, alambre o malla para cercar, fertilizantes, semilla, pesticidas, ni cuál será la estrategia para que los cientos de miles de hectáreas perdidas de malezas comiencen a producir.
Nadie habló de las estrategias para que la gente regrese a trabajar al campo, de supuestas medidas para entregar la tierra a personas que quieran trabajarla y romper de una vez el monopolio estatal. Nadie mencionó la cantidad de millones de dólares necesarios para importar un millón de novillas para cambiar la rutina decreciente de la ganadería, para garantizar leche…
Las palabras claves fueron instar, urgir, exhortar, términos demasiado ambiguos cuando se trata de la agricultura, de la comida de la gente. Pero los que gobiernan, sobre todo Marrero y sus más allegados, solo tienen dinero para inversiones en el turismo y para que la cúpula esté tranquila.