Por Jorge Menéndez ()
Cabrils.- La realidad no es de optimismo. Por un lado, Europa ha decidido resistirse a una paz que todos anhelamos, utilizando a un payaso que se brindó a provocar a una potencia militar a costa de la vida de su pueblo, y la supervivencia misma de Ucrania como estado.
La rusofobia ha calado profundamente en Europa, tanto que creen que si Ucrania pierde vendrán a por más países europeos, que si Putin es en invasor y Europa no puede permitirse flaquear ante tamaño desafío del imperialismo ruso.
La realidad es que Europa es un proyecto fallido, igual que lo fue el campo socialista. De hecho, hay cosas muy similares en ambos proyectos, totalmente artificiales.
Durante la guerra fría, Occidente luchó por desmembrar a la URSS, entonces el gran enemigo que sometía a sus «hermanas » repúblicas.
En efecto, la URSS se desmoronó como cualquier proyecto artificial que solo buscaba competir con Occidente, mucho más rentable a nivel económico, que en definitiva es el que da nivel de vida.
Rusia cambió y es un proyecto capitalista donde los haya, con una influencia geopolítica enorme, que le corresponde como potencia. Pero a Occidente tampoco le conviene esta Rusia con la que ha colaborado en Paz, más de 25 años.
Entonces, era necesario buscar a un tío que provocara a Rusia, sabiendo con antelación las consecuencias, pues los europeos somos idiotas, pero no brutos. El objetivo era claro: Ucrania pone los muertos, y se convierte en la razón de una guerra sin sentido y en la causa de una rusofobia nunca antes vista.
Con lo que no contaba Europa era con Trump: Eso nos ha cogido a contrapié y ahora es otra potencia contra Europa.
Europa no sabe qué hacer y está dando bandazos e irá reconociendo que la estupidez ucraniana ya es insostenible, desde el punto de vista económico y militar.
La carrera armamentista en la que se quiere meter Europa no es sostenible en el tiempo por varias razones, entre ellas que son muchos los años viviendo del cuento con la manutención militar de Estados Unidos, que ya no quiere seguir en esto.
La industria militar europea está a años luz de la rusa. Van detrás en desarrollo, en tecnología, en capacidad de producción, en financiación y en probarse en el terreno, pues Europa fomenta guerras, pero no pone los muertos.
La capacidad de producción de armamento ruso es infinitamente superior a la europea. Sus costes son infinitamente inferiores, porque Rusia cuenta con todo lo necesario para sus producciones sin necesidad de importar nada, y sus producciones a gran escala son muy elásticas en función de sus necesidades.
Europa no puede permitirse dejar la OTAN, ni prescindir de Estados Unidos, y mucho menos financiar una carrera armamentística con un dinero que no tiene.
Los políticos europeos apostaron por la guerra con Rusia, poniendo a Ucrania en el medio y, visto lo visto, ni todo el armamento occidental ha podido con Rusia. Ahora, llegado el momento de la búsqueda de la paz, Europa no sabe qué hacer, pues el fiasco ha sido inevitable y sus estúpidos políticos, como Emmanuel Macron, alardean de sus ojivas nucleares, cuando Rusia tiene seis veces más que Europa entera.
Ursula von der leyen pide 800 mil millones para la industria de armamentos, como si nos pudiéramos permitir eso.
La solución a todo este descalabro es muy barata: sentarse a firmar una paz que Ucrania ha rechazado varias veces y desde luego tendrá que aceptar las condiciones de Rusia. Es el precio a pagar por no haber firmado la paz cuando pudo hacerlo.
Mucho me temo que nuevamente vamos por el camino de los borrachos políticos europeos.
