Por Edi Libedinski ()
Buenos Aires.- Dirigida por Sam Mendes, 𝟏𝟗𝟏𝟕 (2019) es un drama de la Primera Guerra Mundial inmersivo que sigue a dos jóvenes soldados británicos, los cabos Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Chapman), en una misión desgarradora.
Ambientada en las trincheras de Francia, la película tiene lugar en un solo día mientras corren contra el tiempo para entregar un mensaje que podría salvar a 1.600 hombres, incluido el hermano de Blake, de caer en una trampa mortal alemana.
La característica sobresaliente de la película es su técnica cinematográfica de «un solo plano», magistralmente ejecutada por Roger Deakins. Este enfoque crea una experiencia intensa y continua, haciendo que el público se sienta como si estuviera en el peligroso viaje junto a los soldados. Desde navegar por trincheras abandonadas hasta esquivar el fuego enemigo en aldeas bombardeadas, la tensión nunca cede.
Más allá de su brillantez técnica, 𝟏𝟗𝟏𝟕 es una historia profundamente humana. El vínculo entre Schofield y Blake, sus encuentros con otros soldados y los fugaces momentos de bondad en medio del caos resaltan el costo emocional de la guerra. La película no solo trata sobre el heroísmo, sino también sobre la fragilidad de la vida, la aleatoriedad de la muerte y la pesada carga del deber.
La inquietante partitura de Thomas Newman aumenta la urgencia, mientras que la impresionante cinematografía de la película captura tanto la belleza como el horror de la guerra. Los cameos de actores como Colin Firth, Benedict Cumberbatch y Mark Strong refuerzan la escala de la película sin eclipsar a sus personajes centrales.