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CUESTIÓN DE DEPENDENCIA

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Por Jorge Menéndez ()

Cabrils.- Por allá por los años 60, Fidel Castro abrazó el comunismo sin preguntar a nadie. Puso a Cuba a chupar leche de la madre soviética, que nos mantenía en todo, y fueron años sin bonanza, pero se vivía con cierta dignidad.

Ese fue el principio de nuestra pérdida de soberanía y del desgobierno total. El país dejó de hacer lo que hacía: producir, desarrollarse para pasar a ser un mantenido.

Esa dependencia y falta de soberanía ha sido durante años el cáncer de un modelo económico dependiente de que alguien nos done, nos regale o nos perdone las deudas que nunca asumimos, mientras la otrora pujante industria exportadora, la azucarera, la tabacalera e incluso la turística, o ya no existen o van camino de la desaparición.

La mentalidad del trabajo constante y de calidad desapareció, recurrimos al remiendo cuando no queda más remedio, mírese cómo pretenden ocultar lo inservible de la industria de generación eléctrica.

Pretenden justificarlo todo argumentando el bloqueo de Estados Unidos, como muestra más de falta de responsabilidad de un gobierno que no gobierna y que, implícitamente, reconoce nuestra total dependencia exterior, que es lo mismo que falta de soberanía por más alardes de que Cuba es un país libre y soberano.

Cuba no es libre. Precisamente, nos caracterizamos por la falta de libertades en lo político, social, en nuestros derechos civiles. Tampoco somos soberanos cuando la dependencia de todo y de todos, que generaron Fidel y sus secuaces, nos ha llevado a importar hasta lo más insignificante, incluso para poder comer y encima a pagarlo con la moneda del supuesto enemigo.

Ayer vi un pedazo de un programa llamado «Cuadrando la caja» y confieso que no sabía de su existencia, y me asombro hasta el nombre de la conductora, aunque lo dice todo, Marxlenis, el cual versaba sobre la dolarización parcial de la economía. Los los invitados eran tres economistas, uno de ellos diputado.

Trataron de explicar el entramado de la dolarización, diciendo y afirmando lo inexplicable, pero sucede que la economía al final se mide en números y estos por mucho que se maquillen no mienten.

Por lo tanto y aunque el barniz socialista los maquillaba, ciertamente hubo una gran parte dedicada a las consecuencias negativas y a un grupo de medidas que se deberían de aplicar para cumplir los objetivos de eliminar las «distorsiones económicas».

Esto, para quien lo entienda en buen cubano, es la total pérdida de la función del peso cubano como moneda oficial, la entrega de la soberanía económica, con lo que genera en paralización industrial y desigualdades sociales.

Lo que más me llama la atención es la entrega de la soberanía a la moneda del ‘enemigo’. Sí, a ese que culpamos de todos nuestros males, pudiendo por ejemplo asumir el euro, u otra moneda estable y fuerte.

Cuba se ha convertido en una especie de prostíbulo económico y social, donde los extranjeros, con sus » inversiones» son una especie de «salvadores» y «amigos» de los que gobiernan.

No hay rumbo, no hay soberanía y mucho menos gobierno. Estamos perdidos en el mar y sin brújula.

En estas condiciones, no es de extrañar que los americanos sean los culpables. ¡De la que se salvaron los soviéticos!.

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