Por Alden González Díaz ()
Santiago de Cuba.- Lo sucedido con el bolero este año en el Grammy Latino, la verdad, fue más allá de este disco. El bolero, por ejemplo, estuvo presente a través de pinceladas en producciones importantes como Radio Güira, de Juan Luis Guerra; Autopoiética, de Mon Laferte, o Grasa, de Nathy Peluso, y, por supuesto, en álbumes dedicados íntegramente a este género como el nuestro, Rodando por el mundo.
El arte del bolero, Volumen 2, de Miguel Zenón y Luis Perdomo; y Bolero, de Ángela Aguilar, que son declaraciones de amor al género por parte de artistas de otras nacionalidades que lamentablemente no abundan en Cuba.
O sea, que esa conciliación y demostración del calado internacional del bolero provino de producciones diversas en esta temporada. Que nuestro disco esté en ese grupo nos regocija y nos hace afianzar nuestra postura en la polémica que generó la inscripción binacional como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Yo pienso que el gremio musical cubano no debería, en lo que al bolero respecta, funcionar como esos malos padres que no atienden a los hijos, pero hacen un uso hegemónico de la patria potestad.
En lo personal estoy totalmente de acuerdo con la campaña binacional y me siento agradecido con los mexicanos y otras nacionalidades latinas que demuestran su amor al género con hechos, con la transmisión espontánea de ese amor de generación en generación, mientras en Cuba se hunde cada vez más en la desmemoria.
Sin ir más lejos, fuera de Cuba Ángela Aguilar ha grabado un álbum de boleros a los 19 años; el primer sencillo del muy exitoso disco «Nadie sabe lo que va a pasar mañana», de Bad Bunny, es una obra derivada de un bolero popularizado por Rolando Laserie, y el propio Bad Bunny ya había grabado otro bolero llamado “Flor” con Los Rivera Destino.
Por demás, uno de los sencillos del disco más reciente de Rosalía es un bolero popularizado por el cubano Justo Betancourt, de quien su abuela es fan. También Rauw Alejandro, C Tangana, Myke Towers y otros artistas urbanos han homenajeado al bolero como una forma de agradecimiento a sus ascendientes enamorados de este género nacido en Cuba. Sin embargo, eso en Cuba no pasa porque esa transmisión generacional prácticamente no existe.
Te digo más. Si yo fuera religioso estaría rezando cada día para que los mexicanos hagan con el danzón —un género mucho más venerado hoy México que en Cuba— lo mismo que hicieron con el bolero, y para que diversas nacionalidades latinas lo hagan también con el son.
Nota: Este es tan solo un fragmento de una entrevista recientemente publicada en Oncuba. La pregunta gira en torno al disco «Rodando por el mundo» de José Alberto El Canario; pero obviamente lo del bolero fue mucho más allá. Me sirve para responder varias preguntas que me han hecho por estos días. Ahí hay un esbozo del respeto que siento por los artistas urbanos que espontáneamente hacen una gran labor en la preservación de diversas tradiciones musicales latinas. En el primer comentario hay un enlace a la entrevista completa.
Post Views: 104