Por Joaquín Santander (Especial desde Caracas para El Vigía de Cuba)
Caracas.- Cientos de miles de venezolanos están en las calles, en miles de lugares del país, en un reclamo total por el retorno de la democracia y la libertad, y por la salida definitiva del poder de Nicolás Maduro, el usurpador que pretende estar seis años más en el Palacio de Miraflores.
Con gritos de «Libertad», «No tenemos miedo» o entonando las gloriosas notas del himno venezolano: «Gloria al bravo pueblo…», los venezolanos se han tomado muy en serio el llamado de la líder opositora María Corina Machado de salir a la calle, un día antes de la toma de posesión del presidente, y con ella misma en la calle, pese al riesgo enorme que corre.
Solo con gritos y consignas, sin apelar a la violencia, Venezuela se convirtió en un grito contra Maduro, e intimidó a muchos de los gendarmes y policías, quienes abandonaron los lugares donde fueron destinados ante el empuje de la mayoría.
Fue lindo ver a una señora mayor llegar donde un policía y empujarlo por el escudo. U observar a un niño entregarle a un militar una bandera venezolana, o a una niña abrazar a una mujer policía, a la que acaricia por la cintura, en medio de la mirada atenta de cientos de personas en algún lugar de Caracas.
La capital venezolana no está con Maduro. Solo hay que ver y observar a la gente, la cara de optimismo del pueblo venezolano, al ver tan cerca la posibilidad de recuperar la libertad, la democracia, y una economía que en algún momento fue próspera y que ahora tiene sumida en la pobreza a la casi totalidad de la nación, además de haber empujado al exilio a millones de compatriotas.
También hay reportes de venezolanos en las calles de otras ciudades, municipalidades y estados de diferentes regiones del país. Las imágenes, si las está viendo, no deben ser nada halagüeñas para Maduro, que debe estar pensando en la mejor manera de abandonar el país, a pesar de que el dictador tenía preparados a los llamados «colectivos» para enfrentarlos con el pueblo que iba a salir al llamado de María Corina Machado.
De cualquier manera, la fiera agazapada aún puede ser peligrosa, y el pueblo que ha salido a las calles no puede olvidarlo. También debe recordar que detrás de los militares venezolanos están los agentes cubanos, instigadores de la violencia, la represión, los secuestros…
Hay muchos opositores venezolanos y turistas extranjeros llegados al país secuestrados. Hasta ahora no se sabe cuál es la verdadera intención, pero hay quienes creen que los secuestros tienen el objetivo de facilitar un canje por los dirigentes mismos, en caso de que el pueblo, con la ayuda de los militares o sin ellos, tome el control del país.
Yo no sé otras personas en el mundo, incluso tampoco sé lo que creen otros venezolanos, pero yo, como caraqueño, estoy pleno de orgullo, porque creo que el final del chavismo está cerca, por el bien de Venezuela y de buena parte de América.
El pueblo confía en la Fuerza Armada Nacional, en los soldados de filas, que no en los comprados generales, y les recuerdan aquello que dijo Bolívar. «Maldito el soldado que vuelva las armas de la República contra su pueblo». Eso quiere decir que los militarotes pueden dar órdenes, pero de ahí a que los soldados vayan a cumplirlas va un trecho, y Maduro, que ha acomodado a todos los grandes jefes, lo sabe perfectamente.
En Caracas hay una energía distinta, se siente, se palpa en el aire, y esa energía es positiva para los venezolanos de bien, pero en la parte contraria también tienen que sentir el ánimo desbordado del pueblo, sus deseos de cambio y de libertad.