Por Pedro Monreal (El Estado como tal)
La Habana.- El gobierno cubano evade el concepto de ‘pobreza’, pero su política económica la acrecienta y la estadística oficial la oculta.
Decir a estas alturas, como hizo el reciente informe del primer ministro, que en Cuba solamente hay 320,4 mil personas vulnerables es un escamoteo mayor.
No solamente es una cuestión de cantidad, sino principalmente de calidad, pues se utiliza la definición de vulnerabilidad, enunciada justamente antes de aplicar el ‘ordenamiento’ que terminó causando un empobrecimiento masivo de trabajadores y pensionistas.
En Cuba, la pobreza, vulnerabilidad, o como quieran llamarle, no es hoy principalmente un infortunio por edad, enfermedad, o circunstancia familiar, sino el resultado de un mercado laboral y de un sistema de pensiones completamente disfuncionales.
La pobreza, no cuantificada oficialmente en Cuba, es principalmente una creciente penuria de ‘trabajadores pobres’ y de jubilados desamparados. Eso no se resuelve con ‘ayudas’. Es un problema estructural respecto al cual no se vislumbra una respuesta oficial adecuada