Por Alina Bárbara López Hernández ()
Matanzas.- El problema no es que el gobierno logre convocar a miles de personas a una marcha en apoyo suyo. Tiene el poder y sabemos que ha hecho un enorme esfuerzo, con un despliegue policial inmenso, presiones y gastos que, por cierto, no está ahora en condiciones de efectuar.
Es creíble asimismo que muchos de los asistentes a la marcha sean incondicionales al gobierno y estén allí por convicciones y decisión propia. Y eso hay que respetarlo.
El verdadero problema es que el gobierno sabe muy bien que si pudiera convocarse a una marcha de protesta cívica sin que fuera reprimida, esta sería mucho más nutrida que la suya. Por eso no las permiten, violentando así el artículo 56 de la Constitución.
Por mucho que pretenda ignorar la realidad e intente ofrecer al mundo, y especialmente a la próxima administración norteamericana, la imagen de un gobierno fuerte y con gran poder de convocatoria, sabe muy bien que en Cuba vivimos un nuevo momento histórico en el cual el inmovilismo ya no es una opción.
Así titulé un artículo que publicó el periódico español El País el 18 de noviembre de 2021. Lo escribí el día antes de la frustrada «Marcha por el cambio». Ahora la situación es mucho peor. Y los cinco factores que menciono se han acentuado al extremo.
«El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, asegura que este no es el peor momento de un Gobierno cubano después de 1959. La intervención en playa Girón y el período especial, afirma, fueron momentos más complicados. Se equivoca. Nunca antes convergieron estos cinco factores: crisis económica estructural, inexistencia de un socio geopolítico firme, agotamiento simbólico del modelo, pérdida del monopolio de la información y de la prensa por parte del partido único, y presión de al menos dos generaciones que nacieron y han vivido en medio de crecientes penurias».
Mañana (hoy) celebran su marcha en todos los medios como una «gran victoria», pero quisiera que tomen nota de esto: Se puede celebrar en medio de las circunstancias más comprometidas.
¿Quieren convencer al mundo de su poder? Permitan una contramarcha. Si ahí nos superaran todo estaría dicho y su fortaleza no tendría reparos. Pero dudo que se atrevan. Temen demasiado.
Dejo una imagen que recuerda la última función de la orquesta del Titanic. Es una alegoría.