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ENRIQUE VIII Y LA GULA

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Por Edi Libedinsky ()
Buenos Aires.- El rey Enrique VIII es uno de los monarcas más conocidos de la historia, no solo por sus seis matrimonios, sino también por su amor a la comida.
Como rey, se entregaba a suntuosos banquetes, disfrutando de enormes festines que eran el colmo del exceso. Sus comidas estaban repletas de todo tipo de platos ricos, incluidas carnes asadas, pasteles y pasteles, a menudo acompañados de buenos vinos.
Estos festines eran un símbolo de su riqueza y poder, y a Enrique le encantaba hacer alarde de su extravagante estilo de vida. En un famoso banquete, Enrique se pasó un poco. Se dice que comió tanto que se desplomó en coma alimentario y sus asistentes tuvieron que sacarlo de la habitación.
La escena fue tan dramática que se convirtió en parte de las muchas historias sobre la personalidad descomunal del rey. No era raro que Enrique comiera en exceso, pero este evento se ha convertido en uno de los ejemplos más memorables de su exceso.
Si bien los excesos de Enrique VIII en la comida pueden parecer cómicos hoy en día, eran un reflejo de su reinado y la extravagante vida de la corte. Sus festines no se limitaban a la comida; eran grandes eventos que mostraban su poder y su riqueza. La historia de su desmayo por comer en exceso nos recuerda que, a veces, incluso los reyes pueden verse abrumados por sus propios excesos.

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