Por Madelyn Sardiñas Padrón
Camagüey.- Exactamente tres años han transcurrido desde mi primera “entrevista» con la Seguridad del Estado (SE) el 15 de octubre de 2021. Recuerdo que el “compañero” que acompañaba al jefe de sector me cuestionó por una publicación titulada “El país de las pinochadas”, que había subido cinco días antes.
El incentivo para esa publicación fue el discurso que pronunció Díaz-Canel por esos días en una conferencia internacional de la FAO, en el que afirmó que el gobierno garantizaba 19 productos todos los meses, para todos los cubanos a través de la canasta familiar normada.
En ese momento tal afirmación ya era una gran mentira, porque la cifra incluía los productos para los niños de cero a seis años y, probablemente, hasta los fósforos que tienen casilla habilitada en la libreta de abastecimiento.
A principios de septiembre apareció la ministra de comercio interior anunciando que no estaba previsto suministrar café y aceite a las bodegas en ese mes, como si en lo que va de año sólo en agosto hubieran faltado estos productos.
Para que se tenga una idea, desde marzo hasta agosto de este año, sólo se suministró aceite y café en abril y junio, los cinco huevitos en los meses de abril y mayo, y el pollo y los frijoles en una ocasión cada uno. En junio no hubo azúcar y en julio y agosto sólo suministraron la mitad de la cuota. El arroz, que ha sido, por mucho, el de mayor estabilidad, en julio y agosto fue un desastre. Del pan ¡ni hablar! Ahora, para colmo, redujeron 20 g a la cuota, que ya de por sí es bastante inestable.
Bien merecido tienen, entonces, el calificativo de Pinochos. ¿Para qué quieren una Ley de Soberanía Alimentaria, si no son incapaces de cumplirla?
¡Na’! Y la señora ministra lo dice, como si no fueran responsables del problema y su información aportara los nutrientes necesarios para alimentarnos. ¿Es que no sienten vergüenza al reconocer públicamente su incapacidad y no renunciar a su puesto? ¡Lo peor es que ella no es la única!
Mientras esto sucede, la gente tiene que pagar, al menos, hasta 20 veces el precio de la libra de arroz, 23 veces el precio de la libra de frijoles, 30 veces el precio del litro de aceite, 50 veces el precio de la libra de azúcar, 15 veces el precio de la libra de pollo y, el colmo, más de 50 veces el precio de un huevo, por mencionar sólo algunos ejemplos. ¿Cuántos salarios mínimos necesita una persona sólo para alimentarse? Y todo lo otro que necesita, ¿con qué lo compra?
Con la aprobación del Código de las Familias, el partido/estado/gobierno cubano se sacudió gran parte de su responsabilidad hacia los adultos mayores, al parecer, apelando a las remesas que recibirían de los cientos de miles que se han marchado en la peor oleada migratoria de nuestra historia.
Los cubanos necesitamos soluciones; ni las informaciones acerca de que no hay – y no habrá-, ni las explicaciones, son soluciones.