Por Yordanis Álvarez ()
La Habana.- Estoy aprendiendo, poco a poco, que no necesito reaccionar ante cada cosa que me incomoda. Comprendo que la energía que gasto respondiendo a cada pequeño inconveniente me agota y me impide apreciar las cosas buenas de la vida.
Me doy cuenta de que no puedo ser el consuelo de todos, ni esperar que todos me traten como desearía ser tratado. Esto no tiene por qué ser una carga.
Estoy comprendiendo que intentar «ganar» a alguien solo resulta en una pérdida de tiempo y energía, dejándome un vacío emocional. Aprendo que no reaccionar no significa aceptar lo que sucede; simplemente elijo elevarme por encima de la situación.
Elijo aprender de cada lección que se me presenta. Cada experiencia me enseña y me fortalece. Decido priorizar mi paz mental porque eso es lo que realmente necesito. No tengo espacio para más drama en mi vida. No necesito que los demás me hagan sentir que no soy lo suficientemente valioso. No estoy interesado en peleas, discusiones ni conexiones superficiales.
Me doy cuenta de que a veces, el silencio habla más que mil palabras. Comprendo que reaccionar ante las molestias solo otorga poder a otros sobre mis emociones. No puedo controlar lo que hacen los demás, pero sí puedo decidir cómo reaccionar, cómo manejar la situación, cómo interpretarla y cuánto me afecta personalmente.
La mayoría de las veces, estas situaciones no reflejan nada sobre mí, sino mucho sobre la otra persona. Aprendo que estas decepciones están ahí para enseñarme a amarme a mí mismo y a usar ese amor como un escudo. Aunque reaccione, eso no cambiará nada; no hará que las personas me quieran y respeten de inmediato, ni cambiarán de opinión mágicamente.
A veces, es mejor dejar ir las cosas, soltar a las personas, no luchar por obtener cierre, no pedir explicaciones, no buscar respuestas ni esperar que otros comprendan mi perspectiva. Estoy aprendiendo que la vida se vive mejor cuando no la centro en lo que ocurre a mi alrededor, sino en lo que sucede dentro de mí.
Trabaja en ti mismo, en tu paz interior, y verás que no reaccionar a cada pequeña cosa que te molesta es el primer paso para vivir una vida feliz y saludable.
