Por Ulises Toirac
La Habana.- A ver, que esto es serio y complicado, sobre todo para mí. Durante un tiempo he recabado ayuda del público para mantener al aire El Rapidín Matutino. Para llegar a esa decisión de pedir públicamente ayuda, tuve que morderme varios sentimientos, pero era una realidad que se imponía. Sin trabajo estable por las razones que ya conocemos, no podía sufragar el gasto que supone transmitir directas con esa calidad y esa preparación.
Antes que eso, intenté primero lograr anunciantes, fao a las mallas. Se necesitaría una directa, con mucha más visibilidad que la que tiene, para poder enamorar patrocinadores. De ahí que no quedara de otra que pedir ayuda.
Algunas personas a las que siempre le estaré eternamente agradecido, aportaron de su propio bolsillo para impulsar que se mantuviera, y no pueden tener una idea de lo que eso significó para mí, porque comprendo que se lo quitan de su dinero, por mínimo que sea, para otra cosa que no les resuelve nada más que media hora de entretenimiento tres días a la semana. Pero los gastos y el esfuerzo que implica, las horas que tengo que dedicarle, superan bastante esos aportes.
Pues nada, que al menos en las condiciones actuales, El Rapidín es inviable y una sangría que debo detener.
No es una derrota ni mucho menos. He aprendido mil cosas y me he divertido a mares con ustedes. Ha sido un viaje de casi tres años en total que me deja muy bien preparado para el futuro en empeños similares. No lo veo como la muerte de un proyecto, sino el cierre de una etapa en la que (como las anteriores), conocí cosas nuevas, aprendí, experimenté y me hice especialista en nuevas disciplinas. Qué otra cosa es si no para lo que se vive.
Les agradezco un chorro de todo corazón por el apoyo, aun incluso los que no hayan podido ayudar sino con su presencia.
Mañana nos vemos en el último. Por ahora.