Por Pablo Alfonso ()
México DF.- Una madre en San José de las Lajas, Mayabeque, una entre tantas que, después de recorrer medio pueblo, logró encontrar un saco de carbón en mil 700 pesos cubanos y quedar endeudada, logró que sus dos hijos comieran las tres o cuatro viandas que logró resolver.
Otra, no contaba con la astronómica cifra para comprar el nuevo ‘oro negro’ cubano. Tampoco tenía gas, ni queroseno o luzbrillante, por lo que ella y su pequeña se llevaron a la boca los alimentos totalmente fríos.
Claro, no estaban congelados, gracias al bendito apagón que se prolongó por más de 16 horas.
Una tercera, esta de Quivicán, corrió con peor suerte que las anteriores, falleció este domingo 6 de octubre, a las cuatro de la mañana, en el hospital Leopoldito Martínez, de la capital mayabequense.
Como ya es costumbre en el territorio, y en toda Cuba, no había carro fúnebre para trasladar a la fallecida. Y después de varias horas de espera, por fin hizo entrada al hospital, el flamante y esperado carro.
Los familiares se miraron, los presentes también. Todos quedaron atónitos al ver el auto que resolvió el “eficiente» gobierno de Mayabeque, nada más y nada menos, que el «carro del pan».
El mismo que se encarga de transportar el incomible alimento en esas canastas viejas que no tienen ni fondo o bien en las cajas plásticas asquerosas llenas de hueco.
Lajeros, no coman pan hoy, ni mañana, ni pasado. ¿Cómo podemos estar seguros si con la mujer fallecida de Quivicán se tomaron las precauciones de higiene básicas?
¿Cuál sería la causa de muerte de la fallecida? ¿Habrán utilizado guantes y lavado de manos, para protegerse de infecciones que pueden estar presentes en el cuerpo durante dos días después de fallecido, como tuberculosis, hepatitis B o C y enfermedades diarreicas?
¿Habrá fallecido a causa del oropouche? Fuentes de El Vigía de Cuba nos confirman que son varios los fallecidos por esta enfermedad, como consecuencia de la falta de Intacglobín, una infusión intravenosa, empleada actualmente como complemento inmunológico en diversas afecciones.
A falta de este medicamento, el ministro de Salud Pública de Cuba ha indicado realizar tratamientos de acupuntura a estos pacientes en terapia, como si eso fuera a proporcionarle la mejoría que necesitan.
Resultado: Cuba ha visto morir a cientos de sus hijos por esta enfermedad, pero siempre, como en tiempos del coronavirus, el parte médico dice otra cosa. ¿O ya olvidamos que los que fallecían cuando el covid nunca lo hacían por el virus que mató a millones en el mundo, sino de un infarto, de una afección pulmonar o cualquiera recuerda por qué? Ahora, como todo es más que regulado, no lo informan y cambian hasta la causa del fallecimiento…
de nuevo.
Al final, volviendo al carro del pan, dudo que se hayan tomado las medidas necesarias con esta fallecida, si el país por no tener, no tiene ni guantes, ni jabón.
¿Habrán limpiado bien el carro del pan antes de volver a transportar el raquítico, insípido y caro alimento? No lo creo.
Por sí o por no, por lo que más usted quiera, no compre pan, al menos por una semana, haga como en los tiempos de Hatuey.
Y de ser posible, trate de morirse antes que se acabe el año, pues al paso que vamos, en diciembre ya no habrá ni carro del pan para trasladarlo. Para entonces, Cuba estará peor que en los tiempos del famoso cacique indio.
