La Habana.- El barítono cubano Ulises Aquino Guerra envió este domingo una carta a sus padres, ya fallecidos, a través de las redes sociales, en las cuales les cuenta de la situación en la isla, la cual reproduciremos textualmente a continuación:
La Habana 22 de septiembre de 2024.
Queridos viejitos míos:
Hace tiempo que no conversamos, aunque sé que están al pendiente de mí y de la familia.
No les he escrito porque nunca sé cómo empezar la carta, porque tal y como están las cosas por aquí abajo, a veces pienso que es una bendición que ustedes no estén, volverían a fallecer.
No sé qué decirles porque todo se volvería reproches. Los amé tanto, y tanto los respeté que nunca decidí romper con la revolución que tanto amaron y por lo que tanto entregaron, sus vidas enteras.
Aun así, me los imagino en momentos como estos, los veo en cada anciano famélico que hoy inundan nuestras calles, que no tienen para comer, y sufro igual, porque en cada uno de ellos los veo a ustedes si hubieran estado ahora aquí. Siempre hice lo necesario para protegerlos, cantando por el mundo para ayudarlos, a ustedes y al resto de toda la familia, porque siempre estuvo malo, pero nunca como ahora.
De los revolucionarios de la familia ya no queda ninguno en Cuba, todos se fueron, incluso los marxistas y militantes. penas me quedan dos o tres primos de doce que éramos y ninguno de mis hermanos, ni dos de mis hijos, ni mis nietas queridas.
A pesar de eso no me voy a ir, porque tengo aún mi obra, mis niños que con tanto amor he formado. El Teatro al que le he dejado mi esfuerzo y mis recursos para el disfrute de todos. El Cabildo que construí solito desde la primera piedra, y por el cual me tildaron de loco.
Porque también me mataría la nostalgia. Porque sé que aún puedo hacer mucho, por más que ellos no escuchen y no se dejen ayudar.
En fin, ponerlos al día es muy complicado, porque cada día es peor y lo que ayer era verdad mañana puede ser mentira.
No les reprocho el «Cordón de La Habana» y los campamentos que Gladys me hizo pasar con ella, ni los trabajos voluntarios de Papi para arreglar el Teatro, ni las escuelas en el campo, ni las guardias del comité, ni lo bravo que se ponían conmigo porque yo no creía en nada de eso, lo hacía por quedar bien con ustedes. Ni las broncas con Rafelito porque él pensaba que yo tenía criterios burgueses, yo sigo aquí, Rafelito lleva diez años en Miami porque lo ayudé a emigrar.
¿Qué cosas, eh? Me alegro por él, y por Marlén, que ya cumplió treinta años en España. También tuve algo que ver en eso.
Me alegra que estén felices, y que les vaya bien.
Nada, mis viejitos amados, nunca duden que los adoro, a ustedes y a mi abuelita Cuca, que se jugó la vida por esto que insisten en llamar revolución.
Aquí estoy, la próxima vez que les escriba ojalá tenga mejores noticias.
Un beso inmenso para los tres. Los amaré siempre a pesar de todo esto.
Ulises