EL FÚTBOL DE LUTO POR LA MUERTE DE ‘TOTÓ’ SCHILLACI

Quizás el nombre no le diga mucho a quienes comenzaron a ver fútbol cuando los «galácticos» del Madrid se pusieron de moda, o en la bendita era Messi/CR7. Tampoco puede decirse que fuera un ícono de la «Azurra», rica en leyendas…

Sin embargo, para mi generación Italia 90 fue el primer Mundial que vivimos a conciencia, y entre los bailes de Roger Millá, el pelo de Caniggia y el penal lapidario de Codezal, salió del banco azurro un rapado con cara de camorrista a pescar goles, y se robó el show.

Hijo de un albañil de Palermo, Schillaci fue al Mundial porque el holandés Ruud Gullit se lo recomendó al seleccionador Azeglio Vicini, y el siciliano no decepcionó. Le dieron un chance casi al final del partido contra Austria, y a los 3 minutos anotó de cabeza el 1-0 que selló el triunfo.

En el tercer duelo del Grupo A, contra Checoslovaquia, ya como titular, Totó inició una cadena de partidos marcando al menos un gol. Al final terminó con 6, pero Italia fue tercera en aquel Mundial que la Alemania de Mattheus le ganó a la Argentina de Maradona.

«Habría cambiado mis goles por el título de campeón del mundo», confesaría Schillaci, dos décadas después de su año maravilloso. Tras colgar los botines, fue concejal de Palermo con Forza Italia, el partido de Berlusconi, pero dimitió a los 2 años, afirmando que no lo volvería a hacer.

Vino entonces la actuación, los realities, el amor de la madurez con Bárbara Lombardo, su esposa, a su lado hasta el final, cuando ya el carismático Totó no tuvo fuerzas para regatear de nuevo al cáncer que no le perdonó que lo hubiera rebasado hace un tiempo.

Ciao capo, grazie di tutto…