Carlos Cabrera Pérez
Majadahonda.- ¿Tú quieres que yo te haga el cuento de la buena Guiteras… yo no te digo que sí; yo no te digo que no, yo te digo que si tú quieres que te haga el cuento de la buena Guiteras.
Las averías en termoeléctricas son la variable Pi (TT) del colapsado Sistema Electroenérgetico Nacional (SEN), que obliga una y otra vez a los jefes del Ministerio de Energía y sus principales mandos a mentir consuetudinariamente, por orden de la casta verde oliva y enguayaberada.
La muela bizca de baba sin quimbombó está agotada en todos los ámbitos, pero la dictadura más vieja de Occidente insiste en mentir a granel, intentando tapar la oscuridad reinante con una chismosa ideológica.
El SEN agoniza por indisponibilidad técnica de las termoelectricas, con 780 MW en averías y 424 MW de limitación de potencia; es decir, cerca de la mitad de la capacidad de generación de Cuba fuera de servicio. Al moribundo sistema se agregan las limitaciones por combustible; calculados oficialmente en otros 207 MW de déficit y -por si no bastara- atrasos en los ciclos de mantenimiento de la Generación distribuida.
Cualquier esperanza o promesa de mejora es falsa y los jefes y especialistas lo saben; aunque no lo puedan decir abiertamente porque les cortan la luz, el agua y el móvil petrolero.
La tecnología es muy tozuda, no cree en milagros. y, sin suficientes recursos financieros, materiales y humanos puestos a tiempo y en los puntos claves no habrá solución en ningún plazo, por más que lo prometan.
La crisis permanente conduce, además, al desánimo de la fuerza técnica cubana, que hoy mantiene generando lo que queda de aquellos 7000 MW de potencia; cuando la Unión Soviética pagaba generoso alquiler por el portaaviones frente a Miami; la obra más perfecta del invicto comandante en jefe que, sabiendo le quedaba poco, fusiló a las termoeléctricas e impuso los grupos electrógenos como la solución definitiva a las tinieblas. Si alguien duda, que pregunte a los pinareños.
Como el tardocastrismo no puede abrir esa gaveta, ni muchas otras, porque están llenas de cucarachas, ahora se dedica a la vaselina oral con un romanticismo picúo, que avergüenza a los millones cubanos sensatos y honrados.
La prensa estatal, experta en producir mantequilla sin leche, al referirse al hueco que provocó en la caldera de la Felton el uso continuado del pesado petróleo cubano, informó de una ponchadura en el sistema; ¡ay, Bobby Salamanca!, una pena que no vivas para que adaptaras los disparates contemporáneos a la pelota.
Ahora nos hemos enterado de que los mandantes han dado una tregua a la Guiteras, la menos vieja de las termoeléctricas cubanas y que se habría salvado de la quiebra, si se hubiera atendido el razonamiento de Marcos Portal y los fabricantes franceses. Pero nadie escuchaba; nadie era Fidel Castro.
Ya embalados en la lírica repentista, los colegas se han puesto cucalambeanos y explican el penúltimo reto con otra guayabita del pinar: «La técnica tiene sus secretos y exigencias que, en ocasiones, suele esconder para tensar y retar al intelecto»; frase que supera la de aquel pugilista sobre la técnica es la técnica y sin técnica… ya tú sabes, se te dijo y se te alviltió.
El ministro Vicente de la O y el martillo y su segundo en materia de generación Alfredito López están compitiendo con Gabriel Luna de la Fuente, el compositor del hit Qué te pedí.
Pero sucede que en la voz de la Lupe suena mejor eso de y aunque quise robarme la luz para ti, no pudo ser… así que la mayoría de los empobrecidos cubanos no tendrán otra alternativa que irse del país o prender El Mechón, que popularizó la orquesta Monumental en los años de los esfuerzos decisivos para destruir la nación y convertirla en el actual calabozo oscuro y hambriento de tantas cosas.
Quizá ningún epitafio mejor que rescatar a Nicolás Guillén en aquella balada doliente suya del Lagarto verde:
Por el Mar de las Antillas
(que también Caribe llaman)
batida por olas duras
y ornada de espumas blandas,
bajo el sol que la persigue
y el viento que la rechaza,
cantando a lágrima viva
navega Cuba en su mapa:
un largo lagarto verde,
con ojos de piedra y agua…
