FUERA DEL SISTEMA

CULTURA Y FARÁNDULAFUERA DEL SISTEMA
Por Ulises Toirac ()
La Habana.- Subía la escalera presuroso mientras me veía extendido en el pasillo central de la CUJAE, desplegados varios libros y libretas en el piso. Justo delante de por donde debía entrar él luego de sus vacaciones.
– ¡Qué hay, flaco!
– ¡Bien, Alarcón, gracias!
– ¿Algún mundial? – ya iba desapareciendo hacia el Rectorado, dejando atrás la entrada hacia la Facultad de Civil.
– ¡Tres! -grité esperanzado.
Dos segundos… Cuatro, cinco… «me jodí» pensé. Alarcón reapareció lentamente bajando varios peldaños hasta lograr mirarme con ojos de pelota de golf.
– ¿¡Cómo que tres!?
Me encogí de hombros haciendo una mueca que supuse cómica. Me hizo seña de que lo siguiera y subió. Recogí todo el arsenal desperdigado por el pasillo en lo que un peo vacía un local.
Estudiaba entonces la carrera de Electroenergética (que es un carrerón sabroso hasta quinto año) y había terminado el curso de tercer año con dos Mediciones Eléctricas y un Circuito Eléctrico suspensos. La gritería de mi vieja y la mala leche de mi viejo me acompañaron todo julio y casi todo agosto pegao a los libros sin levantar cabeza ni pa comer.
– ¡Tu mira a ver! ¡O te rompo la crisma!
La crisma para mi vieja era cosa sagrada. Eso se rompía cuando se habían agotado todas las esperanzas de enderezarme.
– Dice que entres -me dijo Pilar la secretaria.
– Caballo ¿qué te pasó a ti? ¿Te quedaste dormido, o qué? – El Rector se veía realmente preocupado. Solo se podían tener dos mundiales. Tres era el Armagedón sin cantimplora.
– Pedrito Rubio el de Mediciones Eléctricas no me puede ver ni en pintura… Me ponchó los dos semestres porque hice los festivales de Cultura y parece que le cayó mal.
– ¿Y la otra? -me miró ceñudo.
– Circuitos. Dalmau.

– Caballo mira que te lo dije… estudia, que esto no es gozadera… Me engañaste, me enteré que ibas a las cumbanchas con examen al otro dia… ¡Yo pensé que tú eras más maduro, chico! ¡Más nunca te llevo a un evento, pa que lo sepas! ¡Aquí se viene a estudiar y a ser buen ingeniero, carajo!

Miraba uno de los tres teléfonos de su buró. Una vez me sorprendió cuando sin él estar en la oficina, yo levantaba uno imitando su voz «¡dígame, comandante!».
Yo temblaba. Te lo juro. Quedarme fuera del sistema era la muerte. Después de tres años amaba mi carrera y amaba la CUJAE como nunca a ninguna otra escuela. Claro que en ninguna fui tan «famoso» por las locuras que hacía.
– ¿Sabes qué?… ¡¿Sabes qué?! – «mi madre, éste viene con un ‘te jodiste’, adiós carrera, a vender cake pa cumpleaños»-…. Vamos a llamar a Dalmau para que te haga una revisión de examen. ¡De lo demás te ocupas tú! ¿Estudiaste?
En cuarto y quinto años siguió invitándome a los eventos

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