Atlanta.- Tras sufrir más de una década de promesas con la estrategia de los lineamientos del 2011 y finalmente aceptar que aquello no surtió efecto, el estado y gobierno cubanos parecen decididos a lanzarse a una nueva y fallida estrategia: ll subsidio de personas.
El error del concepto está en su misma esencia y me explico:
La primera evidencia la da el mismo criterio de selección de quien resultará “subsidiable”, porque en el país abundan personas que no trabajan y reciben beneficios o remesas y otros que trabajan por salarios superiores a los 6000 pesos y sus ingresos no les duran ni una semana. En las condiciones actuales de la isla, todo el mundo debería ser “subsidiable” dada la fragilidad económica. A esto hay que sumarle que esta misma selección habrá de pasar por los “amigos de amigos” y la corrupción típica de un proyecto no funcional.
Pero el concepto en sí ya entra en contradicción con la misma filosofía del socialismo, y por tanto, lo que se diseñe en papel está destinado a fracasar científicamente.
Para que un sistema social triunfe, debe tener detrás un fuerte mecanismo de producción de alimentos y mercancías, de lo contrario llegará la desmotivación y con ella las contradicciones. Cuba no ha visto un momento de crisis productiva mayor que el actual. Los sistemas que a la fecha han funcionado se basan o en el “libre mercado” (que nunca es tan libre) o en la fuerte regulación de la economía. En teoría, esta regulación debe tener prioridades: salud, educación, alimentación, crecimiento social etc. para evitar que estos derechos queden en manos del mercado. Por tanto y para garantizar tales prioridades, el estado regula desde los salarios hasta los precios, de forma que siempre pueda tener a su alcance recursos para garantizar los intereses.
Tú no puedes vender una malanga a 10 pesos porque las producciones estatales la logran colocar a cinco. Incluso, tu salario se concibe para que puedas funcionar en ese mercado y desarrollarte y una parte importante de tus ingresos pasan a la garantía de las prioridades, y tus ingresos se definen en base a un poder adquisitivo real-funcional que te permita “querer estar”.
Si esa fórmula no funcionara, si el estado no regulara, si el producto no existiera y si encima de eso, el estado tampoco subsidiara, entonces para que la sociedad funcione tendría que abrirse al libre mercado, (o algo más libre) y permitir importaciones directas, ventas mayoristas por los mismos particulares, y llenar al país de productos por cualquier vía posible de forma que el mercado llegue a regular.
Llevamos más de cuatro años convencidos de que el estado es incapaz de producir consecuentemente o manejar las prioridades.
Por tanto, si el Estado no va a subsidiar/regular/controlar productos y alimentos, no va a responder a su filosofía socialista de proveer y controlar. Y, si encima de ello, tampoco va a permitir un mercado abierto (importaciones directas, ventas mayoristas por los mismos particulares, más mypimes, etc.) bajo el lema de que la empresa estatal socialista es la principal, estará negando dos veces la lógica natural del potencial desarrollo del país, al no cumplir con su mandato ni permitir mayores aperturas.
En otras palabras, la nueva filosofía de “subsidiar personas” solo promete otra década de lineamientos fallidos como la que acabamos de ver.
Post Views: 116