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Por José Walter Mondelo
La Habana.- Se cumplen 34 años del asesinato, por militares salvadoreños, del sacerdote jesuita, filósofo, escritor y teólogo de la liberación Ignacio Ellacuría, junto a cinco de sus compañeros jesuitas y dos trabajadores de la Residencia de la Universidad Centroamericana en San Salvador.
Su legado filosófico y teológico es inmenso. Heredero y continuador del filósofo español Javier Zubiri, defendió que la filosofía latinoamericana debía ser una filosofía liberadora, concebida y practicada desde el más riguroso compromiso con la verdad y la justicia, con una profundidad poco común. Fue un defensor insobornable de los humildes y los marginados. Intentó sin desmayo mediar en pro de la paz y la convivencia. Pero, como defensor de la Teología de la Liberación, su prestigio intelectual y su denuncia de la situación del país le valieron el odio de sectores poderosos del régimen militar, que finalmente ordenaron su muerte.
Comparto en su homenaje algunos fragmentos de su pensamiento.
«hay que hacer la verdad… hacer aquella realidad que, en juego de praxis y teoría, se muestra como verdadera.»
«la realidad y la verdad han de hacerse y descubrirse, y que han de hacerse y descubrirse en la complejidad colectiva y sucesiva de la historia, de la humanidad»
«La verdad de la realidad no es lo ya hecho; eso es sólo una parte de la realidad. si no nos volvemos a lo que está haciéndose y a lo que está por hacer, se nos escapa la verdad de la realidad».
«La consideración unitaria de todos los dinamismos que intervienen en la historia muestra a las claras la complejidad de la praxis histórica y los supuestos requeridos para que sea plenamente praxis histórica.
En definitiva, la realidad histórica, dinámica y concretamente considerada, tiene un carácter de praxis que, junto a otros criterios, lleva a la verdad de la realidad y también a la verdad de la interpretación de la realidad[…]»
«La realidad histórica es, además, la realidad abierta e innovadora por antonomasia. Si hay una apertura viva a la trascendencia es la de la historia… Se dirá que esta apertura es propia de la persona. Y así es. Pero ninguna persona puede, desde sí misma, dar cuenta de toda la apertura de la realidad.»
«Verdad y libertad están estrechamente enlazadas, aunque en el fondo sea más la verdad la que genere principalmente la libertad y no tanto la libertad la que genere principalmente la verdad, aunque la interrelación no puede romperse en modo alguno y cada uno de los extremos es necesario para el otro».