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Por Hermes Entenza ()
Nuremberg.- Ayer debió ser un magnífico día en Cuba: el Día de la Cultura Nacional, cuando La Bayamesa se cantó y se presentó al mundo con su belleza y espíritu indomable.
Pero lo que se celebra, a nivel oficial, es el «día de la adhesión de los intelectuales vivos –y hasta los muertos, muchas veces sin contar con ellos– a un sistema enquistado que lo menos que le importa es la cultura del país. Los rinocerontes solo se interesan por los culturosos que le hacen cosquillas en las patas (que no pies) y le restriegan el lomo con ungüentos y champú viscoso.
¿Qué se puede esperar de un Ministerio de Cultura que censuró el homenaje a Celia Cruz, la cantante más ovacionada a nivel internacional, y de una cubanía arrolladora?
¿Qué podemos esperar cuando un individuo gris, totalmente gris, como Elián González, que parece que creció solamente en masa corporal, dice abiertamente que en Cuba no hubo artistas ni intelectuales antes de 1959?
¿Por qué no le consiguen a Elián una plaza en el delfinario de Varadero?
¿Por qué un país con artistas e intelectuales en prisión, con censura peremne a los que crean obras incómodas a los ojos de los rinocerontes, va a celebrar el Día de la Cultura Cubana?
En la isla hay creadores magistrales, gente de bien, gente talentosa que produce una cultura artística y popular de enormes proporciones; hacia ellos va mi felicitación, a los que hacen la cultura en el país sin participar en la comparsa. Va mi felicitación a todos los cubanos que se marcharon y han perseverado, contribuyendo al prestigio nacional a pesar de la distancia.
Nuestra cultura es hermosa, escrita con sangre y fuego. Cuba no merece tener funcionarios regordetes que pisotean el himno, la bandera, el arte y la cultura popular.
El himno de Bayamo es para el pueblo de a pie, para los artistas e intelectuales que no se arrodillan ante el gran visir que ha manchado en verdor.
El himno de Bayamo es fuerza y unión de cubanos con ansias de libertad, no un villancico para mequetrefes tragando manteca en la mesa prestada por el poder, con el fin de cantarle al desastre.
Sea el Día de la Cultura Cubana una celebración por el bien de la nación, por los que hacen una obra honesta, por el bien de los artistas e intelectuales que están en prisión por ser sinceros, por todos los cubanos que viven su día a día ferozmente, y aún así, regalan una flor y esperan.
«…En cadenas vivir es vivir
en afrenta y oprobio sumido…».