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Por Carlos Cabrera Pérez
Majadahonda.- El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez compareció ataviado de verde oliva para asegurar que Cuba superará sus contingencias, reafirmando la decadencia que corroe a la dictadura más vieja de Occidente, que no cesa en su ofensiva para joder al pueblo y nombrar mal las cosas.
Contingencia es algo que puede pasar o no, según los diccionarios al uso; incluida la docta Real Academia de la Lengua (RAE), pero el mandatario y la prensa estatal llaman contingencia a lo que viene ocurriendo, con regularidad, desde hace 35 años (1989-2024).
En paralelo al desguace que el comunismo de compadres inflige a Cuba y, alejado de la emocionalidad que genera todo descampado, sería útil que el presidente contestara las siguientes preguntas:
1.- ¿Qué falló para que Cuba lleve a oscuras 72 horas? ¿Nadie previó el shock eléctrico o alguien no atendió sus advertencias?
¿Cuál será la solución, otra vez grupos electrógenos y paneles solares, que garanticen suculentas comisiones para los negociadores?, sabiendo que serian luz para pasado mañana y oscuridad para el mes que viene.
¿Van a convertir las termoeléctricas en chatarra, como hizo Fidel Castro con la mayoría de los centrales azucareros?
2.- ¿Qué criterios manejaron el partido comunista y el gobierno para redoblar la apuesta por la inversión turística, sin turistas; en detrimento de la producción agroindustrial, la salud pública, la educación y el bienestar social?
Pese a las actuales contingencias, el grupo Gaviota celebró una fiesta para dar a conocer las «excelencias» del polo turístico Ramón Antillas (Holguín). Es decir, sin luz y esperando un huracán. ¡Hay que tener ganas de fiesta para tamaño descaro!
¿Asumirán el ministro de Turismo y el presidente de Gaviota las responsabilidades por el vacilón, que rico vacilón?
3.- ¿Por qué se «orientó» el regreso del primer ministro Manuel Marrero Cruz a La Habana y no que permaneciera coordinando el enfrentamiento al ciclón, aprovechando su visita a la región oriental?
4.- ¿Por qué se acepta la renuncia del gobernador de Las Tunas y se destituye a su segundo, en medio de tamañas contingencias? Daba igual que fueran tronados un mes antes que después que pasara el temporal. En Cuba, los nominalismos carecen de importancia, porque la mayoría de los cuadros son fusibles desechables.
5.- Además de resistir y producir catibías a granel, ¿cuál es el plan gubernamental para frenar el grave deterioro de Cuba, revertir la contingencia y hacer que el país genere riqueza, empleo y calidad de vida? Resistir puede resultar heroico y romántico para los bobos solemnes, pero el daño humano es inconmensurable.
¿Tiene el gobierno un estudio, o al menos lo ha encargado, de los efectos nocivos sobre la salud de los cubanos de tantas horas de apagones, que alteran su rutina vital, hasta el punto de que sufren jet lag, sin salir de su casa?
¿Cuánto trastorna la falta de luz el aprendizaje de los niños?
6.- ¿A qué obedece la esquizofrenia política de reconocer política e indirectamente a la pequeña y mediana propiedad privada, mediante la creación de comités de bases, del PCC y secciones sindicales y estrangularlos con normas absurdas y tolerando la corrupción de inspectores y policías?
Si la queja es que los cuentapropistas (otro eufemismo barato) compran en el extranjero y venden en Cuba a precios altos, carece de sentido, porque es lo mismo que lleva haciendo el estado fallido de la crisis de los años 90 del siglo pasado.
Que una parte de los cuentapropistas, sean civiles del FARINT en comisión de servicio; entra dentro del absurdo represivo de la comandancia del marabú, pero sabotear a quienes garantizan una parte de la alimentación y el consumo de los cubanos, es ocurrencia de Cabo interino.
7.- ¿Tiene el gobierno datos sobre los daños del parón eléctrico en la industria en favor del sector residencial? ¿Podría publicarlos y, si no es mucho pedir, conocer el empobrecimiento y desigualdad que sufren los cubanos, desde que el actual equipo asumió las sobras del raulato?
8.- ¿Qué irresponsable autorizó la libre importación de vehículos de lujo, altos consumidores de combustibles -como los que usan Díaz-Canel y Marrero a diario- en un país que no consigue comer tres veces al día ni pagar su factura petrolera?
9.- Si Estados Unidos es el malo de la película, ¿porqué se busca regularmente negociar con el villano y suplicarle, por diferentes vías; incluidos Agentes de influencia y gusañeros, que aplique un Obama remember?
10.- Si el gobierno asegura que desea «normalizar» las relaciones con la emigración, ¿por qué presiona diplomáticamente a España y a otros países para que entorpezcan y retrasen la homologación de títulos universitarios de cubanos emigrados?
11.- Como los revolucionarios no se jubilan (Fidel Castro dixit), ¿prevén las leyes de la República socialista mecanismos para destituir al presidente y el resto del gobierno por atentar contra el pueblo e incumplir su deber de proteger a la nación y a los cubanos?
Díaz-Canel, Marrero y sus cómplices se han quemado políticamente en tiempo récord y son objeto de cuestionamientos continuos en redes sociales y hasta en la calle, cuando aparecen rodeados de los Tigres de la Seguridad Personal. ¿Es por eso que rehúye al pueblo y se protege en la televisión, disfrazado de miliciano sin compota?
12.- ¿Qué más tienen que sufrir los cubanos para que la casta verde oliva y enguayaberada avance hacia la democratización y la creación de riqueza y bienestar; aprovechando el capital humano que creó la revolución?
13.- ¿Han decidido los mandamases inmolarse y arrastrar con ellos a un pueblo noble y sacrificado jesuíticamente?
Si una parte de los egresados de la Ñico López y el Colegio Nacional de Defensa han descubierto el olor del dinero, la postura más ventajosa para ellos sería democratizar y enriquecer el país. Las sociedades con brechas entre ricos y pobres son polvorines a medio plazo.
Jugar a la Ruleta rusa tiene un solo inconveniente, que -en una de las apuestas- hay siempre una bala en el directo y, en los holocaustos, mueren los pobres, pero también los ricos, que son los que tienen algo que perder.