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Por Juan Carlos García Guridi ()
Batabanó.- Esto que les muestro es el estado actual de la estación de ferrocarriles de Surgidero de Batabanó, una construcción de 1917. Aunque la estación es anterior esta «versión» es del referido año.
Hasta donde tengo conocimiento, la misma se subordina a Ferrocarriles de Cuba, pero alguien debe preocuparse y reclamar (exigir) por su conservación, porque se trata de un sitio patrimonial que se debe preservar.
Su deterioro es visible, y ojalá no esperen a que acreciente para que la demolición sea la única alternativa.
Si sucediera matarían otro pedazo de historia, ya que no solo se trata de una de las más antiguas de Cuba, sino que en su etapa por ahí aduvieron don Mariano Martí y su hijo, el Apóstol de la Independencia de Cuba (en 1843 se construyó el ramal San Felipe- Batabanó); por ahí transitaron desde Ted William, Erroll Flyn, Andrés Eloy Blanco hasta Rosita Fornés, Arturo Sandoval y nuestros Ramiro Guerra Sánchez, José Francisco Fraga y Lino Borges, entre muchísimas otras personalidades de la cultura y el deporte mundiales.
Por esa estación arribaron los moncadistas el 16 de mayo de 1955, encabezados por Fidel Castro.
Ahí también se firmó una de las escenas de la película «El ojo del canario». Y la historia se respeta más allá de si estemos o no de acuerdo con determinadas personas o circunstancias.
Me contaron de primera mano que hace alrededor de cuatro o cinco días fue visitada por el reconocido documentalista y fotógrafo Roberto Chile, y por el pintor local Vicente Hernández, con la intención de llevar a cabo un proyecto conjunto, y me comentaron mis amigos playeros que ambos quedaron en shok, alarmados por la salud actual del inmueble, reacción que no fue menor en mí.
Urge su reparación, al igual que la de la esponjería (lo mismo digo del Liceo de Batabanó).
Surgidero está a punto de convertirse en un desierto. Alzo la voz, denuncio públicamente, y ojalá alguien me preste oído, lea estas palabras. Aún estamos a tiempo.