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Por Yeison Derulo
Miami.- La Administración de Donald Trump ha nominado a la activista cubana Rosa María Payá como candidata a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para el período 2026-2029, un movimiento que refuerza el compromiso de Washington con la causa democrática en la isla y que sin duda generará reacciones en el ámbito diplomático latinoamericano.
El Departamento de Estado, en un comunicado oficial, destacó el perfil de Payá como «una defensora incansable de la democracia y los derechos humanos, con un reconocimiento internacional incuestionable».
Fundadora de la organización Cuba Decide, Payá ha encabezado el movimiento prodemocrático más visible dentro y fuera de la isla, promoviendo un plebiscito vinculante como vía para una transición política pacífica.
«Me siento profundamente honrada por esta nominación y agradezco al secretario de Estado, Marco Rubio, por su confianza», expresó la activista en un mensaje difundido tras conocerse la noticia.
«Mi padre dio su vida por la libertad y la democracia, y como él, creo en la universalidad de los derechos humanos y en el rol esencial de la CIDH para garantizar su respeto», agregó.
El proceso electoral para definir a los nuevos miembros de la CIDH tendrá lugar durante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se celebrará el 27 de junio en Antigua y Barbuda.
En dicho evento, los Estados miembros deberán decidir si respaldan la postulación de Payá, cuyo nombre se suma a la lista de candidatos en un contexto de creciente tensión entre Washington y La Habana.
La figura de Rosa María Payá ha estado marcada por el legado de su padre, Oswaldo Payá, fundador del Movimiento Cristiano Liberación y una de las voces opositoras más relevantes en la historia reciente de Cuba.
Su trágica muerte, ocurrida en 2012 en circunstancias que la CIDH determinó en 2023 como «un asesinato de Estado», sigue siendo un tema de confrontación entre el régimen cubano y las organizaciones internacionales de derechos humanos.
La nominación de Payá no es solo una señal del respaldo estadounidense a la oposición cubana, sino también un mensaje claro a la región sobre la importancia de la democracia y los derechos fundamentales.
A medida que se acerque la fecha de la votación en la OEA, la candidatura de Payá pondrá a prueba la correlación de fuerzas en el continente y la postura de los gobiernos ante el régimen de La Habana.