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Por Redacción Nacional
La Habana.- Mientras el sistema de salud cubano se cae a pedazos, el régimen celebra un foro con bombos, platillos y proyecciones en PowerPoint. En el marco de la Convención Internacional CubaSalud 2025, el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed) ha sido elevado a los altares de la diplomacia sanitaria por la OPS/OMS. “Un referente mundial”, dicen. Pero aquí, abajo, donde viven los cubanos, lo que tenemos es un sistema que regula todo… menos el sufrimiento.
Judith Rius, funcionaria de la OPS, aseguró que el Cecmed es uno de los líderes regulatorios en América Latina. Habló de “ecosistemas de fortalecimiento” y “esfuerzos ultrahumanos”. Palabras rimbombantes para adornar una realidad que se desmorona con cada visita a un hospital sin agua, un consultorio sin tensiómetro o una farmacia vacía.
Y es que el Cecmed será muy eficiente para los congresos, pero inoperante para el pueblo. Porque lo cierto es que, mientras La Habana sirve canapés a expertos internacionales, en Camagüey no hay jeringas para vacunar a los niños. El contraste es tan brutal como la hipocresía del discurso oficial. Aquí, donde la biotecnología se vende como bandera, la mayoría de los ciudadanos apenas puede conseguir un antibiótico básico. Tienen que mendigar al “mercado negro”.
El Cecmed puede haber colaborado con la OPS, con la Unión Europea y con la industria farmacéutica de diez países. Sin embargo, no ha podido garantizar la disponibilidad estable de un paracetamol en los hospitales rurales. No porque no quieran —algunos funcionarios honestos deben quedar— sino porque el sistema que los rige está podrido hasta la médula. Está atrapado entre bloqueos, ineficiencia interna y corrupción institucionalizada.
Que no vengan ahora con simposios de salud universal y desarrollo sostenible. Aquí la única sostenibilidad es la del fracaso. Mientras se celebran más de 400 actividades científicas y conferencias magistrales en CubaSalud 2025, el cubano de a pie sigue sin entender. No comprende por qué, si el país es “potencia médica”, su madre murió esperando una ambulancia.
El Cecmed podrá seguir ganando premios, reconocimientos y palmaditas internacionales. Pero mientras no sea capaz de regular la escasez, la desidia y la represión disfrazada de institucionalidad, seguirá siendo lo que es. Un escaparate para el turismo científico en una isla donde la ciencia no alcanza ni para curar una gripe.