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Por Manuel Viera ()

La Habana.- Desde hace ya un buen tiempo, todos los días, cuando amanece, lo primero que leo en internet son varias publicaciones donde se denuncia el fallecimiento de personas, incluso niños, por dengue, zika o por algo que no saben describir.

Son denuncias, muchas veces, de familiares y de activistas a los que las personas envían información por temor a represalias.

Lo verdaderamente preocupante es que la noticia oficial sigue hablando de una enfermedad sin consecuencias graves y sin fallecidos, lo que contrasta con las noticias que en redes aparecen a diario. Contrasta, incluso, con el criterio de muchas personas que trabajan en el propio sistema de Salud cubano.

En el pueblo, la desconfianza crece día a día, a sabiendas de un sistema informativo insuficiente, parcializado y que suele edulcorar u omitir la realidad.

El Ministro de Salud asegura que no hay fallecidos, ni siquiera personas en estado crítico, y que las cifras de fallecidos no se podrían esconder.

En lo personal, no paro de cuestionarme sobre la realidad. Si, en efecto, estamos siendo azotados por una epidemia de diversas arbovirosis… ¿por qué no informar las cosas tal cual y evitar así más contagios y más muertes?

¿Qué lógica tendría declarar —desde tecnicismos— otras causas de fallecimiento en un certificado de defunción y maquillar así los números ante un fenómeno como este?

¿Será falso lo que publican familiares y activistas o, por el contrario, se estarán maquillando u omitiendo las informaciones pertinentes por alguna extraña razón?

Yo siempre escucho a los cubanos, a los del pueblo, a los de a pie, a las inmensas mayorías: ellos siempre tienen la razón.

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