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«… PON LAS TUYAS EN REMOJO»

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Por Reynaldo Medina Hernández ()

La Habana.- Cayó el dictador de Siria Bashar al Asad. Uno menos. La historia de este señor y su familia está narrada, con ligeras variantes, en la serie «Tirano». Su padre se hizo del poder en 1971 por un golpe de Estado y gobernó despóticamente hasta su muerte en 2000.  La sucesión dinástica le correspondía a su hijo mayor, pero como murió en un accidente de tránsito, Bashar, odontólogo, casado con una británica (casi igualito que en la serie), tuvo que asumirla.

La Constitución del país establecía la edad para ser presidente en 40 años y el heredero solo tenía 34. ¿Pero, cuándo un papelito ha sido obstáculo para un dictador? Cambió la Constitución, esa vez y muchas otras, a su conveniencia, como hacen todos, y lo mismo con las elecciones (candidato único, reelecto una y otra vez con más de 90 por ciento de los votos), de modo que estuvo en el poder hasta diciembre de 2024.

Una alegre normalidad se asienta en Damasco, entre algunas dudas y muchos  "ojalá" | Qué PasaEn 2011, durante la Primavera Árabe, en muchos países de la región estallaron protestas populares exigiendo el fin de las dictaduras. A diferencia de otros mandatarios que cedieron el poder, la respuesta de Al-Asad hijo fue una feroz represión contra su pueblo, que desencadenó en una guerra civil, que duró 13 años y causó medio millón de muertos y varios millones de desplazados. El país casi cae en manos del Estado Islámico, pero una coalición internacional lo evitó.

En 2015 el Gobierno sirio logró un relativo control del país, pero no gracias a la fortaleza de su Ejército, sino al apoyo de miles de combatientes de Hizbulá, enviados por Irán y de los crueles bombardeos de la aviación rusa. Pero el escenario mundial cambió, y una Rusia debilitada por su criminal invasión a Ucrania y un Hizbulá casi destruido por Israel, no pudieron seguir defendiendo la dictadura siria, que cayó en una ofensiva rebelde relámpago de 11 días. Todos los asesinos son cobardes, y Al Asad no es la excepción, así que huyó, al amparo de otro criminal de guerra: Putin.

Es una buena noticia, pero hay que ser cautelosos; dado el pasado de los rebeldes, vinculado a grupos extremistas islámicos, pudieran instaurar una teocracia fundamentalista. Además, las dictaduras suelen ser eficientes, a golpe de terror, en mantener la unidad territorial; ahora el país puede ser desmembrado en pedazos controlados por las distintas facciones beligerantes.

Tampoco el fin de una dictadura siempre es seguido por mejores tiempos. Aunque muchos países después de regímenes totalitarios construyeron sociedades democráticas: Alemania, Italia, España, Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, República Dominicana…; en otros tantos lo que siguió fue peor: Libia, Afganistán, Iraq, Nicaragua, Haití…

Primero al-Assad, ahora Maduro - InfobaePero es imposible no emocionarse al ver la alegría de las celebraciones en las calles de las ciudades de Siria y otros países, las caravanas de autos con refugiados regresando del exilio, y las tenebrosas cárceles del régimen, incluida la llamada el Matadero Humano, vaciarse de cientos de prisioneros, entre ellos mujeres y niños.

Por cierto, también es imposible no conmoverse viendo a esos prisioneros y escuchando sus testimonios. ¡Cuánto horror! ¡Y pensar que esa alimaña era recibida con honores en algunos países!

Por su parte, los dictadores, aunque suelen ser prepotentes y bravucones, y sentirse seguros, algunos hasta «amados» por sus pueblos, cuando cae uno de ellos, se preocupan. Será por eso de «cuando veas las bardas de tu vecino arder…».

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