Repasamos algunos personajes históricos destacados que, a pesar de sus logros, fueron superados por sus hijos e hijas.
Madrid.- Hay un dicho muy conocido de ese maravilloso mundo que es el refranero español que dice “de tal palo, tal astilla”. Con este lo que se pretende exponer es las notables semejanzas que se pueden encontrar entre los hijos y los padres; semejanzas hasta cierto punto lógicas si tenemos en cuenta que es la educación, los valores y la actitud que unos transmiten a los otros lo que los definirá. Sin embargo hay casos en la historia en los que los hijos no adoptan las costumbres del padre, sino que las amplían y mejoran hasta llegar a superar a sus progenitores.
Si miramos en la mitología griega, el titán Cronos devoró a todos los hijos que tuvo con Gea temiendo que uno de ellos se hiciera más fuerte que él y lo derrocara. La diosa Hera mandó matar a Hércules, el vástago de Zeus, enviando unas serpientes a su cuna. Edipo acabó matando a su padre (por accidente) para casarse con su madre… y así podríamos seguir con los ejemplos durante quién sabe cuánto, pero no hay que irse a la ficción y las leyendas, pues la propia historia cuenta con sus propios casos de hijos que sobrepasaron a los padres.
De príncipes que se convirtieron en reyes, hijas de científicos que desmintieron las teorías de sus padres o escritores que aspiraron (y lograron) alcanzar la brillante prosa de aquellos que les inculcaron la pasión por la literatura, son muchas las familias que han ido progresando generación tras generación. Casos como los de Pipino el Breve, rey de los francos cuyo hijo fue nada menos que el poderoso Carlomagno, o Joseph P. Kennedy que hizo de sus hijos personas de gran importancia en los Estados Unidos (incluyendo a un presidente) son probablemente los más destacados y que con mayor facilidad pasarán por la mente de uno en ocasiones especiales como el Día del Padre.
En esta galería recopilamos a algunos de estos personajes que vieron cómo sus hijos llegaban más allá de donde ellos llegaron.
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José de Nazaret
Tal vez sea el caso más paradigmático que podamos encontrar de padres que fueron superados por sus hijos y es precisamente en su honor que tenemos el Día del Padre. La historia ha dado al carpintero José de Nazaret ser la figura paterna de Jesucristo, puede que uno de los personajes más famosos de toda la historia de la humanidad (y, según las escrituras, ni siquiera es su padre biológico).
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Julio César
El último gran líder de la República de Roma y puede que uno de los rostros más conocidos del mundo antiguo tuvo mala suerte con su descendencia y muchos de ellos fueron asesinados o cayeron en el olvido. Pero Octavio, a quien César había aceptado como hijo adoptivo, llevó la gloria de Roma a un nuevo nivel y se convirtió en el primer emperador, encabezando una época de esplendor.
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Filipo II
Si bien bajo su reinado se consiguió unificar el territorio de Macedonia, todo lo que se haga parece poco cuando se sabe que su hijo fue nada menos que Alejandro Magno, que expandiría el poder de Macedonia y la cultura helénica más allá de unas fronteras que Filipo ni siquiera habría imaginado.
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Pipino III el Breve
Un caso muy parecido al que acabamos de ver en Filipo II. Además de tener la desgracia de ser recordado como “el Breve”, Pipino fue rey de los francos y padre de Carlomagno, quien es considerado por muchos como padre de la Europa posterior a la caída de Roma.
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Ragnar Lothbrok
Su historia se diluye en el mundo del mito, pero este vikingo que reinó en Suecia es uno de los personajes más recordados del mundo escandinavo. Intentando separar la leyenda de la realidad, sus también lograron hacerse un nombre en la historia. Puede que los más famosos sean Ivar el Deshuesado y sus hermanos, que lideraron el Gran Ejército Pagano que asoló las islas británicas en el siglo IX.
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Felipe el Hermoso
Conocido por su matrimonio con Juana de Castilla, su rivalidad con Fernando el Católico y su prematura muerte, Felipe el Hermoso pasó sin pena ni gloria por la historia de España. Nada que ver con su hijo Carlos, que se convirtió en cabeza del Sacro-Imperio Romano Germánico y extendió las conquistas en sus abuelos en el Nuevo Mundo.
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Lord Byron
Este poeta inglés cuya obra se enmarca en el movimiento del Romanticismo es considerado un referente de la cultura británica del XIX. Su hija legítima (la única reconocida) fue Ada Lovelace, matemática y pionera en la programación informática que diseñó una notación para describir algoritmos basándose en la máquina analítica de Charles Babbage. En 1979, el Departamento de Defensa de EE UU desarrolló un nuevo lenguaje de programación que bautizó como ADA en su honor.
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Pierre Curie
Conoció a Marie Curie en los laboratorios de la Sorbona y desarrolló con ella sus principales investigaciones en relación al magnetismo y la radiación, compartiendo el premio Nobel en 1903. Su prematura muerte acabó con una prometedora carrera y su esposa e hijas defendieron su legado. Irène Joliet-Curie optó por la ciencia y también recibió el Nobel y su hija pequeña, Eve, se convirtió en una afamada escritora y periodista.
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George Hearst
En este caso es muy probable que sin el padre, el hijo no hubiera llegado donde lo hizo. George Hearst ganó una fortuna en el negocio minero y supo invertirlo con maestría, dándole a su hijo William Randolph Hearst la oportunidad de introducirse en el mundo de los medios de comunicación. William pasó de dirigir un periódico a dirigir uno de los imperios mediáticos más poderosos de Estados Unidos.
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Joseph P. Kennedy
Descendiente de inmigrantes irlandeses, Joseph Patrick Kennedy ya era un hombre importante en Boston antes de dar el salto y erigirse como un influyente empresario cuya mano llegaba a todos los rincones de Estados Unidos. Siendo lo más parecido que había a la nobleza en el país, los hijos de Kennedy ocuparon altos cargos e incluso se colaron en el Congreso, el Senado y la Casa Blanca.
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George H. W. Bush
George Herbert Walker Bush llegó a la presidencia de Estados Unidos en 1989 y probablemente muchos lo recordarán por haber encabezado las negociaciones que pusieron fin a la Guerra Fría. Su hijo, George Walker Bush, gobernó entre 2001 y 2009 y tuvo que enfrentarse a los atentados del 11-S y la guerra en Irak.