Enter your email address below and subscribe to our newsletter

MOSKVICH: LOS TAXIS RUSOS QUE ATERRIZARÁN EN UNA ISLA SIN GASOLINA… Y SIN ELECTRICIDAD

Comparte esta noticia

Por Oscar Durán

La Habana.- Uno puede pasarse la vida esperando el milagro de un taxi. Que aparezca, que arranque, que no huela a muerte. Pero en Cuba, el milagro lo pone Moscú.

El vicealcalde de esa ciudad —sí, una especie de intendente soviético reciclado para los tiempos de Telegram— ha anunciado, con toda la pompa que cabe en un sistema oxidado, que este año Cuba estrenará una flamante flota de taxis marca Moskvich. ¿Cuántos? Cincuenta. Sí, como para montar un operativo en la película de Los Vengadores, pero versión Caribe en apagón.

Maxim Liksutov, que suena más a espía de novela barata que a funcionario de transporte, dice que firmaron un memorando de entendimiento con Cuba. Y uno se pregunta: ¿con cuál Cuba? ¿La de las mulas con tanques de plástico o la de los burócratas que aún creen que la palabra “proyecto” significa algo?

El acuerdo, según cuentan desde el Departamento de Transporte de Moscú, prevé la entrega de 25 vehículos Moskvich 3 (una especie de SUV para conquistar lomas que no existen) y otros 25 Moskvich 3e, que son eléctricos. Sí, eléctricos, en un país donde cargar un teléfono ya es una hazaña.

Dicen también que van a enviar repuestos. Qué bueno. Porque todos sabemos que en Cuba el repuesto es más importante que el original. También van a formar técnicos en la planta MAZ Moskvich, como si aprender a arreglar carros que nunca hemos visto fuera de YouTube fuera a resolver el hecho de que en cada esquina hay un almendrón del 58 haciendo de Uber sin aplicación.

¿Y quién va a administrar todo esto? Una empresa mixta ruso-cubana. Lo de “mixta” me da risa. ¿Qué puede aportar Cuba a esa sociedad? ¿Las ganas? ¿Un pomo de café para los socios rusos? La empresa se encargará de gestionar los taxis en La Habana y Varadero. O sea, en los dos sitios donde todavía se puede hacer dinero cobrando en dólares, euros o cualquier cosa que no sea pesos cubanos.

En un país donde un litro de gasolina es un lujo y la electricidad es un chiste cruel, ¿cómo piensan mover autos eléctricos? ¿Van a poner cargadores en los postes de la luz? ¿O en las termoeléctricas que solo funcionan cuando el Papa pide un milagro?

No es que uno sea pesimista, es que uno ya no tiene fuerzas para fingir optimismo. Nos venden una flota de taxis como si fuera el inicio de una revolución del transporte. Pero todos sabemos que aquí los carros se detienen más por falta de voluntad que por falta de piezas.

Mientras los niños aprenden a decir “seremos como Putin” en primer grado, y los ministros cubanos se hacen selfies con tractores bielorrusos, en las calles de Cuba los Moskvich llegarán a una tierra donde el futuro ya no se espera: se sufre.

Y donde lo único verdaderamente funcional sigue siendo el ingenio popular… y la paciencia infinita del cubano para aguantar otra promesa que, como todas, viene embalada en cartón ruso.

Deja un comentario