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LUCHEMOS POR UNA CUBA CON DERECHOS HUMANOS Y SIN DICTADURA CASTRISTA

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Por Joel Fonte ()

Una sola es la vida, y debemos vivirla con dignidad. Y en Cuba, nuestro suelo, el Castrismo nos niega eso desde el mismo nacimiento. Nos lo niega todo, la vida humana. Nos niega hasta la alimentación. Basta de mentiras.

La Habana.- Los que no somos ya jóvenes, sobre todo, tenemos la lucidez, la experiencia para saber que hemos sido víctimas por largos años, y tenemos que tener el coraje para negarnos a seguir siendo víctimas, y oponernos a que les robe este régimen de miseria, fractura y muerte, como lo hizo con nuestros abuelos, con nuestros padres, también la vida a nuestros hijos.

Basta de que unas decenas de ladrones que se dicen presidentes, ministros, secretarios, gobernadores, y cuanto cargo inventan para legitimar el robo y la corrupción, nos traten como esclavos, como rebaño, administrándonos hasta el aire que respiramos, mientras disfrutan de privilegios.

Ni ellos, ni ese retorcido mecanismo de control, de represión que es el Partido comunista puede seguir apropiándose de nuestras vidas, porque ellas nos las dieron nuestros padres, Dios, según sea el credo, pero jamás ningún Partido.

Los hermanos Castro y su retorcido sistema nos han robado todo, pero podemos y tenemos la obligación de luchar por recuperar ese todo, que son nuestros derechos humanos.
Exijamos nuestro derecho a una salud de calidad, sin privarnos de los medicamentos necesarios para enfrentar las enfermedades.

Exijamos nuestro derecho a una educación elevada, desideologizada, donde el paradigma no sea el Che Guevara, ni Fidel Castro, ni ninguno de esos engendros de la manipulación, sino el ser humano y los más altos valores y cualidades que encierra ese concepto. Una educación que nos enseñe a pensar, no a obedecer.

Exijamos nuestro derecho a una alimentación de calidad, a la que podamos acceder con salarios obtenidos con nuestro trabajo decente, con la moneda de nuestro país, para que nuestros viejos no vivan más como mendigos, para que nuestras mujeres no tengan que prostituirse o atarse a una relación por dependencia, para que nuestros hijos tengan juguetes, y nuestros jóvenes no sigan huyendo de su país, de su suelo, en una estampida que nos roba el futuro como nación con cada uno que se marcha.

Exijamos un país donde quepamos todos, para que millones de cubanos que vagan por el mundo con la añoranza de un suelo del que tuvieron que huir, regresen aquí, y no quieran partir más.

Exijamos nuestro derecho a una vivienda digna, ganada con nuestro trabajo, sin esperar a que los gobernantes nos la condicionen a cambio de nuestro silencio cómplice, de nuestra obediencia.

Exijamos libertad política, religiosa, libertades civiles. Los cubanos tenemos derecho, como todo ser humano en este mundo, a escoger la fe, la religión que queramos practicar, sin tener que pedir permiso a ninguna autoridad para profesarla.

Tenemos derecho a crear partidos políticos para organizarnos frente al Poder y promover nuestras demandas, nuestros intereses como ciudadanos. Tenemos derecho a crear organizaciones de todo tipo, a desarrollar una sociedad civil que no esté vinculada con los intereses de la política y de los políticos.

Tenemos derecho a expresar nuestro pensamiento, nuestras ideas. Basta de imponer un pensamiento único que es una aberración obominable, cruel, porque el ser humano está pleno de contradicciones, de ambiciones, de intereses distintos, y la pretendida unidad solo se alcanza admitiendo la diversidad la pluralidad.

Tenemos derecho a la información, en su doble sentido: a ser informados debidamente, por múltiples fuentes, y a ser sujetos activos de esa información, a emitirla. Basta de monopolizar la información como un medio de propaganda y manipulación. Los ciudadanos tienen derecho a crear sus propios medios de información: periódicos, canales de radio, de televisión, las publicaciones más diversas.

Exijamos una fuerza armada y policial que no esté más ahí para asustar al pueblo, para infundirle miedo, para reprimirlo, golpearlo, mientras cuidan los intereses de un dictador y sus lacayos, sino que sea veladora de la seguridad ciudadana y nacional. Que la gente vea en un militar a un protector y no a un represor.

¡Exijamos vivir…!

(Este artículo fue publicado en diciembre de 2022, pero mantiene la misma vigencia de entonces)

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