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Por Marianela Martín (Tomado de su perfil de Facebook)
La Habana.- Dormir es una necesidad, que se ha vuelto un lujo en Cuba para quienes pueden generar su propia electricidad con plantas y otros equipos.
No se puede trabajar sin haber dormido. No se puede pensar. Hasta el apetito pierde quien no descansa.
No imagino desarrollo alguno en un país de gente cansada y triste.
çDentro de pocos años saldrán a relucir todos estos desvelos: enfermedades que irán desde la fibromialgia hasta presión arterial alta y enfermedad cardíaca, o empeoramiento de estas.
El chofer, el cirujano, el liniero, el bombero, el albañil… esas profesiones y oficios no pueden ejercerse trasnochados porque cualquier error es fatal.
Un maestro que no duerme es un maestro irritado, desmotivado que se parará a duras penas frente a un aula, pero la calidad de su clase no será jamás como la de un docente descansado.
Ni hablar del comportamiento de un adolescente que, entre mosquitos y más de 35 grados Celsius, mal durmió. Irá a la escuela casi por gusto.
Ya son demasiados dilemas y no asoma una esperanza. Todo apunta a peor porque ya no solo es nuestra guerra por los alimentos, las medicinas y montón de necesidades, ahora es la GUERRA de los misilazos que nos hará tanto daño a nosotros como a los realmente implicados.
Hoy alguien me dijo que de caimán verde casi no queda nada, refiriéndose a las esperanzas más que a la fisonomía de nuestra Isla. El cansancio es ahora mismo lo que nos distingue( el físico y el de las almas que solo se preparan para lo peor).
Ahora en apagón y rodeada de mosquitos me pregunto ¿hasta cuándo? , y no tengo ni una sola señal.