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Por Datos Históricos
La Habana.- El 9 de agosto de 1945, un nuevo avión estadounidense lanzó sobre Nagasaki una bomba atómica tres veces más potente que la que había arrasado Hiroshima.
Al día siguiente, un joven fotógrafo japonés de 28 años, Yosuke Yamahata, recibió órdenes de documentar lo ocurrido. Armado únicamente con su cámara Leica, recorrió seis kilómetros junto a un pintor y un escritor. No se detuvo ni un instante: tomó 171 fotografías que mostraban la magnitud del desastre, los rostros de los supervivientes y las ruinas de una ciudad convertida en cenizas.
Pero esas imágenes no podían ver la luz. Durante la ocupación de Japón, las fuerzas estadounidenses impusieron una estricta censura: las fotografías fueron guardadas en archivos militares y permanecieron ocultas durante años.
No fue hasta 1949 cuando algunas copias pudieron circular discretamente en Japón, y en 1952, tras el fin de la censura, fueron publicadas por primera vez en una revista japonesa. Una de ellas alcanzó fama mundial al ser incluida en la histórica exposición The Family of Man del MoMA de Nueva York en 1955.
Yosuke Yamahata murió en 1966, el mismo día en que se cumplían 21 años del bombardeo de Nagasaki. Sus imágenes siguen siendo uno de los testimonios más directos y estremecedores de la devastación nuclear.
En la imagen, una de las instantáneas que logró capturar ese día.