Enter your email address below and subscribe to our newsletter

La terrible historia de Mary Vincent

Comparte esta noticia

Por Edi Libedinsky ()

La historia de Mary Vincent es un testimonio impactante de la capacidad de supervivencia del espíritu humano frente a la depravación más extrema. Nacida en Las Vegas, Nevada, en 1963, Mary era una de siete hermanos. A los 15 años, en septiembre de 1978, mientras hacía autoestop en California, su vida cambió para siempre.

Mary fue recogida por Lawrence Singleton, un hombre de 50 años con antecedentes de violencia. Lo que siguió fue una pesadilla inimaginable. Singleton la agredió brutalmente, la violó y, en un acto de crueldad espantosa, le cercenó ambos antebrazos con un hacha mientras ella aún estaba consciente. Primero el brazo izquierdo, luego el derecho, justo por debajo de los codos. Creyéndola muerta, la arrojó por un acantilado de unos 9 metros (30 pies) de altura, dejándola desnuda, sangrando y sola en la oscuridad.

Una salvación milagrosa

Sin embargo, Mary Vincent no murió. Con un dolor insoportable y una voluntad inquebrantable de sobrevivir, logró salir del barranco. En un acto de ingenio y determinación, cubrió los muñones de sus brazos con barro para intentar detener la hemorragia. Caminó descalza y herida por la Interestatal 5 durante casi 4.8 kilómetros (casi 3 millas), levantando sus brazos amputados para pedir ayuda. Los primeros vehículos que la vieron se asustaron y huyeron, pero finalmente, una pareja en una camioneta se detuvo y la llevó a un hospital. Los médicos lograron salvarle la vida.

A los pocos días del ataque, a pesar del trauma, Mary pudo ayudar a la policía a crear un retrato robot de su atacante. Lawrence Singleton fue arrestado y, en 1979, fue condenado por intento de asesinato, violación, secuestro y otros delitos. Fue sentenciado a 14 años de prisión, la pena máxima permitida en California en ese momento. Esta sentencia, considerada increíblemente indulgente dada la brutalidad del crimen, provocó una enorme indignación pública.

La vida después

Increíblemente, Singleton fue puesto en libertad condicional después de cumplir poco más de 8 años de su condena, lo que causó protestas y rechazo en varias comunidades de California. Años después de su liberación, en 1997, Singleton asesinó a otra mujer, Roxanne Hayes, una madre de tres hijos, en Florida. Mary Vincent volvió a testificar contra él en este juicio de asesinato en 1998, identificándolo nuevamente. Singleton fue condenado a muerte, pero murió de cáncer en prisión en 2001 antes de que se ejecutara su sentencia.

La vida adulta de Mary Vincent, ahora conocida como Mary Bell McGriff, se ha centrado en su arte y en la defensa de los derechos de las víctimas. Aprendió a usar prótesis en sus brazos y ha creado obras de arte con pasteles de tiza, a menudo representando «mujeres poderosamente optimistas».

Aunque no puede alzar o envolver a sus dos hijos, Luke y Alan (nacidos después del ataque), con sus brazos, los ha abrazado con el «calor de su mirada y su espíritu inquebrantable». Su historia es un símbolo de fuerza y resiliencia, y se ha convertido en una defensora y oradora motivacional, compartiendo su experiencia para ayudar a otros.

Deja un comentario