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Enterrado a 30 metros bajo el hielo eterno de Siberia, un pequeño potro prehistórico emergió del pasado como si el tiempo hubiera hecho una pausa para él.
Tenía los ojos cerrados, la piel intacta y algo impensable: sangre líquida aún en sus venas.
Fue hallado en la región de Verkhoyansk, en Yakutia —la zona más fría de Rusia— y pertenecía a la especie Lenskaya, un tipo de caballo extinto que habitó la Tierra durante el Paleolítico Superior.
Según los investigadores, este potro vivió hace 42 mil años, y su conservación es tan perfecta que supera incluso la de los mamuts más famosos. Fue trasladado al Museo del Mamut en Yakutsk,
donde el director Semyon Grigoriev no dudó en afirmar: “Es el ejemplar mejor conservado que hemos encontrado”.
Pero lo más sorprendente no fue su aspecto. Fue lo que encontraron dentro.
Los científicos extrajeron sangre líquida, la más antigua jamás recuperada. Y con ella, una posibilidad que roza la ciencia ficción: clonar a la especie extinta y devolverla al mundo moderno.
Un equipo ruso ya trabaja en ello. Y aunque aún hay obstáculos técnicos, el hallazgo abre un camino fascinante hacia el pasado.
Un susurro de vida que sobrevivió a glaciaciones, extinciones y siglos de olvido… esperando que el hielo cediera. Y que el mundo estuviera listo para recordarlo.