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LA NAVIDAD EN CUBA

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Por Max Astudillo ()

La Habana.- La Navidad es sinónimo de luz, paz, armonía, ambiente familiar y abundancia relativa en la inmensa mayoría de los países del mundo cristiano. Pero hay un país sin Navidad, porque su gobierno la cortó por decreto poco después de ascender al poder y robarle todos los derechos al pueblo, hace bastante más de medio siglo.

La Nochebuena de 1959 la pasó el fallecido dictador con los campesinos de la Ciénaga de Zapata, con los carboneros pobres y sus familias. Se apareció allí de sopetón y aquellos hombres pobres compartieron con él y la comitiva que lo acompañaba un lechón asado. Y eso que los habitantes de aquel pántano eran los más pobres de Cuba y solo vivían del carbón, uno de los peores oficios a los que se puede dedicar una persona.

La Nochebuena en la que Fidel “se lavó la cara” con los carboneros de la  Ciénaga de ZapataSeis décadas y media después muy pocos cubanos tienen un cerdo para asarlo. De hecho, la inmensa mayoría no tendrá Navidad, y cuando me refiero a la mayoría es a más del 90 por ciento de la población, que se irá a la cama con el estómago vacío, sin haber probado comida alguna y no ya algún vino o una carne.

La familia real, los altos dirigentes y también la dirigencia media y la baja sí tendrán Nochebuena, y Navidad. Para ellos hay todo lo que necesitan: comida abundante, buenas bebidas, la posibilidad de ir a un lugar u otro, mientras niños y ancianos viven una jornada triste, sin que aquellos que trabajan puedan hacer nada por alegrar sus días.

Cuba se muere de hambre - HérculesNo habrá alegría en Cuba. No hay motivos para estar alegre. No hay ni una razón. Incluso, no hay colores, porque mientras el mundo se funde en una gama de rojos y blancos, Cuba vive en blanco y negro, como si en lugar de estar por entrar en 2025, viviéramos en 1912.

Unos pocos miles probarán algún manjar, tal vez comprado desde el Norte, o enviado desde allá, pero ni esos podrán disfrutarlo con tranquilidad, porque estarán pensando en la suerte del vecino, o en la del amigo, que no tienen cómo pasar una jornada linda, alegre, con regalos y luces, como ha ido imponiendo la tradición, por más que todo sea un montaje del mercado para recaudar dinero a raudales.

Al final, la gente quiere ser feliz y en Cuba no puede, porque los dueños del destino de los cubanos les niegan esa posibilidad.

Pobreza infantil: un problema sin solución a la vista – CUBA SINDICALPero ellos no, para ellos habrá champaña, wisky, comida en cantidades, electricidad, incluso, carnes y jamones -tal vez importados- y dulces de cualquier tipo. Sus familias sí vivirán una jornada feliz. Todo a costa del sacrificio de un pueblo servil y hambriento, controlado por un aparato represor formado por lamebotas cobardes, que no tienen escrúpulos a la hora de enviar a sus mohosas cárceles a cualquiera que intente oponerse.

Algunos de esos represores se darán cuenta alguna vez de que malutilizaron su tiempo y sus energías y se arrepentirán de haber caído tan bajo. Otro no podrán hacerlo, porque morirán antes, aunque tal vez en el lecho de muerte, con la barriga pegada al espinazo, se darán cuenta de que malgastaron su vida, la única vida, para servir a unos asesinos que, por acabar, acabaron hasta con la Navidad.

 

 

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