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Por Albert Fonse ()
Miami. El Papa ha fallecido. Se abre una nueva etapa para la Iglesia Católica: la elección de su próximo líder espiritual y moral.
Un proceso que, más allá de lo religioso, definirá si la Iglesia se mantiene fiel a sus principios o si profundiza su acercamiento a las corrientes ideológicas del momento.
Para entender mejor a los principales candidatos, presento una valoración basada en una escala simple:
• 1 = tendencia ultra progresista y alineada con la agenda woke.
• 10 = firme defensa de los valores tradicionales y la libertad humana.
Aquí están los nombres que suenan, evaluados bajo esta perspectiva:
1- Jean-Claude Hollerich (Luxemburgo)
• Perfil: jesuita abierto a cambios estructurales en temas sociales.
• Valoración: 2/10
(Su elección profundizaría el acercamiento de la Iglesia a las ideologías progresistas.)
2- Luis Antonio Tagle (Filipinas)
• Perfil: progresista, cercano al pensamiento social globalista.
• Valoración: 3/10
(Promueve una Iglesia adaptada a las demandas culturales contemporáneas.)
3- Pietro Parolin (Italia)
• Perfil: diplomático de carrera, moderado, adaptativo.
• Valoración: 5/10
(Su liderazgo tendería a mantener el statu quo, sin grandes reformas pero sin una defensa activa de los principios tradicionales.)
4- Christoph Schönborn (Austria)
• Perfil: intelectual respetado, conciliador con ciertos avances modernos, pero con límites claros.
• Valoración: 6/10
(Sería una opción intermedia: respetuoso de la tradición, aunque no completamente ajeno a las presiones culturales.)
5- Robert Sarah (Guinea)
• Perfil: conservador firme, defensor del orden natural y de los derechos fundamentales desde la fe.
• Valoración: 9/10
(Representa un retorno a la claridad moral y a la defensa abierta de la libertad frente a regímenes autoritarios.)
6- Desde Estados Unidos emerge el nombre de Raymond Burke, símbolo de un catolicismo firme y sin concesiones.
• Valoración: 10/10
(Defensor incansable de los valores tradicionales, la vida, la libertad religiosa y la resistencia frente a las dictaduras.)
La elección del próximo Papa no será solo un tema espiritual.
Definirá si la Iglesia se mantiene como bastión de valores eternos o si se entrega, aún más, a las modas ideológicas del siglo XXI.
El Papa Francisco, en su relación con dictaduras como la cubana y su falta de defensa activa de los presos políticos, dejó claro el costo de no hablar con firmeza.
Espero que el nuevo Papa esté a la altura de los tiempos: que defienda la libertad humana, los principios cristianos, y no guarde silencio ante la opresión.
Especialmente, espero que tenga el coraje de interceder por los presos políticos cubanos y por todos aquellos que hoy sufren bajo regímenes totalitarios.