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La fachada de un gobierno sin poder real, y el verdadero poder

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Por Elier Vicet ()

Santiago de Cuba.- En el oriente de Cuba, más de 2,2 millones de personas permanecen en situación de necesidad desesperada tras el paso del devastador huracán Melissa, según ha informado las Naciones Unidas, en unas cifras que debemos creer.

Mientras las comunidades enfrentan la destrucción de viviendas, la interrupción del suministro de agua y la falta de recursos básicos, el presidente Miguel Díaz-Canel recorre las zonas afectadas ofreciendo sermones y transmitiendo «cercanía y mucho afecto».

Su presencia en el territorio, ampliamente documentada en sus redes oficiales, no parece traducirse en soluciones concretas ni en la movilización efectiva de recursos para los damnificados, sirviendo principalmente como un ejercicio de relaciones públicas para un gobierno que carece de autoridad real sobre los resortes económicos de la nación .

El verdadero poder: GAESA y el control militar de la economía

Detrás de esta fachada de preocupación gubernamental se esconde una cruda realidad del poder en Cuba: el control absoluto de la economía por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) a través del Grupo de Administración Empresarial, SA (GAESA).

Este conglomerado militar, descrito como una «matrioska» de negocios cuyo interior pocos conocen a fondo, funciona como un «Estado dentro del Estado» sin rendición de cuentas ante las instituciones civiles. GAESA, creado en los años 90 y expandido bajo el liderazgo de Raúl Castro, está dirigido actualmente por la general de brigada Ania Lastres Morera y mantiene sus finanzas en la más absoluta opacidad, lejos del escrutinio de cualquier organismo de control .

Los millones de GAESA frente a la pobreza nacional

La magnitud de los recursos controlados por este conglomerado militar resulta escandalosa cuando se contrasta con las carencias del pueblo cubano. Una investigación del Miami Herald basada en documentos financieros secretos reveló que GAESA tenía hasta marzo del año pasado 18.000 millones de dólares en activos líquidos, de los cuales 14.500 millones estaban depositados en cuentas bancarias, muchas fuera del alcance de las autoridades civiles.

Solo tres de sus empresas —Gaviota, TRD Caribe y Almacenes Universales— concentraban más de 13.000 millones de dólares, cifras que superan con creces las reservas internacionales de países como Uruguay, Panamá o Costa Rica. Mientras tanto, los cubanos sobreviven con un promedio de 16 dólares mensuales, según el mismo informe.

El monopolio de las fuentes de divisas

GAESA ha establecido un control casi absoluto sobre todo lo que genera divisas en el país. El conglomerado, adscrito al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Minfar), extiende sus tentáculos hacia sectores clave como el turismo —a través de Gaviota, que maneja una parte importante de los hoteles de 4 y 5 estrellas—, las remesas, el comercio minorista —con cadenas como TRD Caribe y Tiendas Panamericanas—, y la infraestructura estratégica como la Zona de Desarrollo Integral Mariel y los puertos.

Según estimaciones del economista cubano Pavel Vidal, GAESA representa al menos el 40% del Producto Interno Bruto (PIB) de la isla, una concentración de poder económico sin precedentes en América Latina.

La crisis de las remesas y la ofensiva contra el sector privado

El afán monopolizador de GAESA se ha hecho particularmente evidente ante la drástica reducción de las remesas, que cayeron de 3.716 millones de dólares en 2019 a apenas 1.113 millones en 2024. Esta disminución ha impactado directamente los ingresos del conglomerado militar, desatando una ofensiva del régimen contra las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) y los trabajadores por cuenta propia (TCP).

El gobierno ha implementado restricciones que incluyen el establecimiento de topes de precios, aumentos impositivos, regulaciones a las importaciones y la prohibición de 125 actividades económicas en el sector privado, todo con el objetivo de permitir que las empresas de GAESA recuperen el control del mercado minorista dolarizado.

Recursos para el turismo de lujo, no para los necesitados

Las revelaciones sobre las finanzas de GAESA desmienten la narrativa oficial que culpa al embargo estadounidense por todas las carencias del país. Los documentos filtrados indican que los militares tendrían recursos suficientes para cubrir necesidades urgentes de la población, como los 43 millones necesarios para garantizar 63 medicamentos esenciales o los 250 millones requeridos anualmente para mantener la red eléctrica.

Sin embargo, la inversión prioritaria ha seguido siendo el turismo de lujo, con enormes sumas destinadas a construir hoteles que permanecen vacíos, mientras se reduce la inversión en salud, educación y alimentación. De hecho, la empresa Gaviota perdió 5.800 millones de dólares en cinco meses de 2024, en medio del colapso del sector turístico, sin que esto pareciera afectar las arcas del conglomerado militar.

La imposible auditoría y el gobierno paralelo

El carácter intocable de GAESA quedó demostrado cuando Gladys Bejerano, jefa de la Contraloría General de la República, fue destituida después de admitir públicamente que no podía auditar al conglomerado militar. Este hecho confirma que existe un gobierno paralelo en Cuba, controlado por las FAR, que opera por fuera de cualquier mecanismo de transparencia o rendición de cuentas.

El sistema de contabilidad de GAESA, según expertos, sobrestima el valor del peso cubano utilizando una tasa de cambio artificial, ocultando el verdadero patrimonio del grupo y alimentando la opacidad que podría encubrir casos de corrupción de alto nivel.

Un país secuestrado por su cúpula militar

La situación en el oriente cubano tras el huracán Melissa no es más que el reflejo de un sistema donde los recursos están secuestrados por una élite militar que prioriza su enriquecimiento y perpetuación en el poder sobre el bienestar de la población.

El gobierno de Díaz-Canel solo pone la cara para dar sermones y justificar la ineficacia, mientras el verdadero poder —y el dinero— reside en GAESA, un conglomerado que opera como un «gobierno en la sombra» sin control civil.

Hasta que no se desmonte este sistema de poder paralelo y los recursos del país estén bajo control ciudadano, Cuba seguirá enfrentando crisis humanitarias recurrentes mientras su cúpula militar acumula miles de millones en cuentas secretas, lejos del sufrimiento del pueblo al que dice servir.

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