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Jeff Zients: el chivo expiatorio del autopen de Biden

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Por Carlos Carballido

Cuando la historia de los indultos masivos firmados con una máquina termine de escribirse, tal vez no sea Joe Biden quien figure como protagonista… sino Jeff Zients, el eficiente y poco carismático jefe de gabinete que, en una noche de enero, dijo: “Yo apruebo el uso del autopen”. Y con eso, abrió las puertas del infierno constitucional.

Si viviéramos en un Estados Unidos apegado a la Ley y Orden no solo nos hubiéramos evitado una presidencia demencial como la de Biden sino que la confianza en el sistema judicial no estuviera tan deteriorada como ahora.

En otro momento histórico en el que un funcionario de la Casa Blanca habitada por republicanos hubiera hecho semejante acto, la prensa hubiera desatado un infierno en la tierra. Hoy todo borro y cuenta nueva, claro, si tienes dinero e influencias suficientes.

No sabemos quién dirigió a Estados Unidos bajo la presidencia de Biden, visiblemente discapacitado en lo cognitivo. Es una grave violación constitucional que alguien como un jefe de gabinete haya sido quien firmara electrónicamente la hemorragia de perdones que vimos a escasas horas del cambio de administración.

El uso del Autopen es totalmente legal. Históricamente ha sido usada para firmar cheques, proclamas y leyes (Obama la usó cuando se encontraba fuera del pais) … Pero ¿para firmar indultos masivos en nombre de un presidente cuya lucidez está más discutida que la del Papa en la Luna?

Biden en ‘piloto automático’

Zients, apunta a ser el chivo expiatorio designado por el Comité de Salvamento Demócrata. Mientras que Biden estaba en modo “piloto automático” (literal y figuradamente), Zients, según correos internos filtrados, aprobó el uso del autopen para ejecutar miles de perdones el 19 de enero de 2025. Entre ellos: Hunter Biden, Mark Milley y algunos activistas del 6 de Enero. Un menú ecléctico, para todos los gustos políticos.

La Constitución (Artículo II, Sección 2) deja claro que el poder de gracia es exclusivo del presidente. No se delega. No se terceriza. Y mucho menos se automatiza como si fuera el servicio de delivery de la Casa Blanca.

Pero he aquí la magia del sistema moderno: basta con que el presidente haya “aprobado previamente” cada decisión, y listo, la firma robótica vale. El problema es que nadie —nadie— puede garantizar que Biden lo haya hecho.

Y eso nos lleva a la verdadera pregunta:

¿Fue Zients quien tomó esas decisiones, o solo ejecutó un mandato ya aprobado? Sea cual sea la respuesta el chivo está listo para la parrilla. Lo que dudo es si realmente esto llegará más lejos que la lista de Epstein

Un funcionario que ‘excedió su celo’

Es cierto que hay abierta dos investigaciones ( Congreso y DOJ) pero la credibilidad de justicia ejemplarizante es casi inexistente. El temor no es solo que el autopen se haya usado en exceso, sino que fue como cortina de humo para una presidencia inexistente.

En ese escenario, Zients encaja perfecto como el “funcionario diligente que se excedió en su celo”. Una figura útil para concentrar el escándalo en un cuello menor, mientras los grandes nombres se van por la puerta trasera.

Si Zients cae solo, el sistema lo agradecerá. Si canta, el Partido Demócrata podría implosionar

El cálculo político es simple:

• O Zients asume la culpa y se retira en silencio con una cátedra en Harvard.

• O decide que no se va solo al abismo y saca los correos, audios y notas que prueben que Biden estaba “fuera de servicio” y que todo fue obra de un comité invisible.

Y ahí sí, señores, tenemos una crisis institucional de proporciones bíblicas.

Ir sobre el cuello de Biden ya no tiene sentido. Mintió al decir que revisó personalmente unos 2000 indultos. Fue el comodín del Partido Demócrata y su mecanismo infernal pero aun así es muy difícil enjuiciar a un anciano decrépito senil.

¿Que sucederá? No creo que mucho. En este mundo ya lo anticonstitucional no es delito grave sino simples errores que es mejor olvidarlos como se nos ha pedido con la lista de Epstein.

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