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Por: Jorge L. León (Historiador e investigador)
Houston.- La sociedad británica se encuentra en una encrucijada. El crecimiento de las comunidades musulmanas, la falta de integración cultural y el auge de extremismos —tanto islamistas como islamófobos— plantean un dilema decisivo: ¿logrará Inglaterra convertir su diversidad en fortaleza o se dejará arrastrar por la división y el odio?
El Reino Unido, y en particular Londres, vive un debate constante: ¿existe un peligro real de islamización? El término en sí es polémico, pero detrás de él late un temor compartido por sectores de la población: que el rápido crecimiento de las comunidades musulmanas altere el equilibrio cultural, religioso y social del país. Sin embargo, el verdadero problema no es la fe islámica en sí, sino el desafío de evitar que extremismo y odio —de un lado y del otro— erosionen la convivencia.
El último censo de Inglaterra y Gales, realizado en 2021, muestra que la población musulmana asciende a unos 3,9 millones de personas, aproximadamente el 6,5% del total. En Londres, la proporción se eleva a casi el 17%, lo que convierte a la capital en un espacio diverso y plural.
En todo el país funcionan cerca de 2,134 mezquitas, la mayoría de tamaño medio o pequeño, reflejo de comunidades con orígenes diversos: de Pakistán, Bangladesh, Medio Oriente, África del Norte y también convertidos británicos.
Las proyecciones para 2050 hablan de un posible aumento de la proporción musulmana a entre el 10 y el 17%, dependiendo de la inmigración y la natalidad. No se trata de cifras desbordantes, pero sí de un cambio visible que alimenta percepciones y temores.
El mito más repetido: Inglaterra estaría camino a convertirse en un país mayoritariamente musulmán en pocas décadas. Los datos desmienten esta idea: incluso en los escenarios más altos, el islam seguirá siendo minoría.
La realidad más preocupante: la radicalización de una pequeña franja de jóvenes, reclutados por redes extremistas, y la segregación social en barrios donde pobreza y desempleo alimentan resentimientos. A esto se suma otro factor: el crecimiento de la islamofobia, con ataques verbales y físicos a musulmanes que también alteran la paz social.