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Por Carlos Carballido ()
A pesar de que el bombardeo contra Irán ordenado por Trump no viola la Constitución —al no representar una guerra declarada, sino una acción quirúrgica puntual amparada por el Artículo II de la Carta Magna—, la izquierda liberal y su biomasa vociferante sigue insistiendo en un impeachment político.
Una vez más, hay que desmontar el relato. Esa legión ni siquiera se molesta en entender de qué va esto. De los más de 200 conflictos armados en los que ha intervenido EE.UU. a lo largo de su historia, solo 13 han recibido aprobación del Congreso. Sí, escucharon bien: trece. Es decir, solo el 6,7 %.
• 1812 (contra el Reino Unido),
• 1846 (contra México),
• 1898 (contra España),
• 1917 (Primera Guerra Mundial),
• 1941-42 (Segunda Guerra Mundial, contra Japón, Alemania, Italia, Hungría, Rumanía y Bulgaria).
El resto —es decir, los ocho restantes— solo fueron autorizaciones “modernas”, sin mucha ceremonia, como:
• Vietnam (Resolución del Golfo de Tonkín, 1964),
• Irak (1991 y 2003),
• Afganistán (2001).
Eso es todo. Trece en más de dos siglos.
Desde Corea (1950) hasta Siria, pasando por Panamá, Kosovo, Libia, Yemen, Somalia o Pakistán, la fórmula ha sido siempre la misma: el presidente ordena, los misiles vuelan, el Congreso reacciona (si es que reacciona). Se invocan resoluciones antiguas, se retuercen interpretaciones… o simplemente se actúa sin pedir permiso.
El ejemplo más insultante: Libia, 2011. El presidente Obama bombardeó el país durante semanas sin siquiera notificar adecuadamente al Congreso. ¿La excusa? “No era una guerra, era una intervención limitada”.
Lo que no acaban de entender los políticos agitadores de esa biomasa acéfala es que la guerra ya no necesita legitimidad democrática, sino solo marketing, porque funciona bajo presión de un complejo militar-industrial donde el negocio de los conflictos armados se camufla bajo discursos humanitarios.
En 1973, tras el desastre de Vietnam, el Congreso intentó recuperar el control con la Ley de Poderes de Guerra (War Powers Act), que exige al presidente informar y retirar tropas en 60 días si no hay autorización legislativa. ¿Funcionó? No.
Todos los presidentes desde entonces la han ignorado o burlado… sin tanto alboroto. Eso sí, solo hasta que Trump llegó al poder.
Parecería que despues de tantas décadas ahora el Congreso quiere hacer bien las cosas pero… ¿ahora? ¿O es que solo lo mueve la “Trumphobia? Yo apuesto un testísculo por la segunda opción